martes, febrero 26, 2008

A vueltas con Marruecos

Manolo Millón escribió una entrada con el título “Marruecos nos va a machacar, sobre todo a los andaluces”. Yo le respondí con un cometario en su blog y una entrada en el mío: “Marruecos: salarios bajos y alto riesgo inversor”. Recibí réplica con la entrada “Invirtiendo en Marruecos”. Vuelvo a contestar con intención de acabamiento.

Antes de empezar tengo que hacer una precisión. Cuando se cita o extracta un conjunto de artículos y se le pone título, como hace Manolo Millón, hay una labor indiscutible de autoría y de asunción de lo extractado, salvo que se cite para ponerlo en cuestión. Para escribir esta entrada he recurrido a muchos datos, pero con la excepción de un estudio no los cito expresamente, porque he tenido un día malo y no estoy como enlazar (espero vuestras comprensión). El hecho de que haya que promocionar las inversiones en un país como lo hace el gobierno marroquí o incluso otros países, implica que es un producto difícil de vender a los ojos de los inversores.

Las expropiaciones después de la independencia, por llamarlas de alguna manera, quebraron no sólo la raíz económica de Marruecos, sino que han condicionado la percepción externa de este país. Aún hoy el gobierno marroquí sigue aferrado a la tierra que expropió, negándole a los extranjeros el derecho de propiedad, por más que la “Sociedad de Gestión de Tierras Agrícolas” haya sido un fracaso inmemorial. Esto tampoco genera confianza.

La base de tu argumentación es que los salarios bajos, la falta de sindicatos y la debilidad de la Ley atraen inversiones. La base de mi contrarréplica es que esto no es suficiente que atraer inversiones de cierto nivel, para que las inversiones sean duraderas y mucho menos para presentar a Marruecos como modelo de libre mercado.

A tu argumento de base puedo denominarlo como “trinca mientras dure”. El problema es que estas duraciones terminan de golpe y luego pierdes lo invertido, los clientes que esperaban productos que no puedes proporcionar y credibilidad en el mercado. No me parece que “trinca mientras dure” sea un criterio serio.

Hablaba yo de inseguridad jurídica y tú no sólo no reconoces que tengo razón, al menos una parte, sino que te empecinas en poner a Marruecos como el paraíso del capitalismo. No en vano dices: “Si a eso añades mano de obra cualificada, cercanía, escaso poder de los sindicatos, menos trabas al despido, mayor seguridad jurídica... ahora mismo te sale Marruecos” (el subrayado y la negrilla son mías). Decir o sugerir que en Marruecos hay seguridad jurídica es poco realista, si me permites.

Hablo de que prefieres la inseguridad jurídica a la seguridad jurídica por el siguiente comentario: “Delphi sabe bien a lo que se refieren los sindicatos locales cuando se quejan de la paz social y de la vista gorda de la Administración y la Justicia marroquíes. Pronto hará un año que despidió a casi 450 empleados por defender sus derechos sindicales. No hubo oposición. Hoy emplea a más de un millar, y en la nueva empleará a unos 3.000”. Podrás decirme que lo dice “El País” pero el enlace me lleva a un bonito reportaje sobre el “Homo Bionicus”, de forma que lo tomo como tuyo. En todo caso y pensando que es una cita, la omisión de crítica constituye por sí una aprobación (y seleccionar es aprobar).

Personalmente no veo la seguridad jurídica por ningún sitio. En el Informe Global sobre Corrupción de 2007, que se centra en la Justicia, Marruecos ocupa el puesto 79, más del sesenta por ciento de los usuarios consideran que el sistema judicial es corrupto y tres de cada cinco confiesa haber pagado un soborno. Los dos estamos de acuerdo, eso pienso, en que la Justicia es el mejor instrumento para resolver las ilegalidades y las rupturas contractuales. Una Justicia corrupta no aporta confianza a la inversión, porque se vende al mejor precio. En Marruecos el problema no es solamente la Justicia, sino cada una de las instancias administrativas que a su nivel te van a pedir algo cada vez mayor.

Puede que las circunstancias inconfesables hagan que la Justicia esté a favor de un determinado inversor, incluso en contra de la Ley, pero esas circunstancias son tan poco previsible, tan tendentes al aumento de precio que dudo que merezcan la pena. Tú dices que económicamente sí vale la pena porque las ganancias, aún pasajeras, pueden resultar atractivas por comparación y los costes menores: “[…] comprar a un funcionario corruptible es mucho más caro y difícil aquí que en Marruecos.”

Me parece que pasar por alto el hecho de que la Ley, en Marruecos, se identifique con la voluntad del Rey es trivializar. El hecho de que los sindicatos puedan ser débiles no quita nada a la pervivencia de otras estructuras, muchas de ellas feudales, con las que hay que pactar continuamente y tienen mecanismos de “persuasión” mucho más contundentes que los sindicatos europeos (sobre sindicatos es mejor que ni hablemos).

La Monarquía marroquí se asienta sobre el ejercicio autoritario del poder y un fundamento religioso, no en vano el Rey es el “príncipe de los creyentes”. Esto implica cierto grado de populismo para que la inestabilidad social no se transforme en inestabilidad política y este populismo tiene como objetivo predilecto al extranjero, no sólo por serlo, sino por ser además infiel.

Si llevamos al extremo el argumento de los salarios, tendríamos que considerar que la vuelta de la esclavitud legal sería una medida de incentivo económico. La lucha contra esclavitud fue también una lucha económica, por la igualdad de armas en el mercado internacional.

Vayamos a lo personal. Reconozco que tengo el defecto de escribir, en ocasiones, con “mala baba”. Te explico lo quise decir con “mala fe” en este caso: “comparar dos dimensiones no comparables. Decir que Marruecos nos va a machacar es pensar que la deslocalización es culpa de alguien, cuando sabes, como yo lo sé, que es una opción económica; decir que nos va a machacar es sugerir que nuestro nivel desarrollo es igual al de Marruecos y que no seremos capaz de aguantar su empuje (Alemania sigue siendo una potencia y sí que ha tenido deslocalizaciones).

En la réplica que me das, considero que vuelves a comparar situaciones que no son comparables: Venezuela y los países de la Unión Europea. Tampoco es comparable el decisionismo y el autoritarismo con las promesas electorales en una Democracia. El procedimiento es consustancial a la Democracia y al Estado de Derecho y es la mejor forma de evitar el populismo.

También, como tú he sido insultado muchas veces. En muchas ocasiones son calificativos parecidos a los que tú pones. No era mi intención insultarte, como te contesté en mi blog, aunque he de confesarte que me alaba que haya abierto un nuevo hueco en ese catálogo que citas (lo digo con una amable sonrisa). Lo de “autodenominado liberal” no tengo la impresión de que sea un insulto, es más, no me molestaría que alguna vez me dijeras “autodenominado socialdemócrata”. En todo caso nunca ha sido mi interés insultarte y en mi blog así te lo he manifestado.

Te agradezco que alguna vez me hayas comparado con Egócrata, Judas o Lüzbel, aunque me reconozco más en ese escalón atrás en el que tú me sitúas ahora.

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