lunes, febrero 11, 2008

Se precisan auxiliares administrativos con cualificación universitaria

El País” informa que la Universidad de La Coruña ha estado investigando la marcha profesional de sus titulados después de salir de este centro superior. Iniciativa interesante a la luz de los resultados, aunque nada que la vida cotidiana no nos haga intuir.

Muchas empresas contratan a los licenciados para realizar labores propias y responsabilidad de licenciados, pero pagándoles encuadrándoles y pagándoles como auxiliares administrativos. Y estos son los afortunados, pues otros son reducidos a becarios.

Estas empresas lo quieren todo, formación universitaria para todos sus trabajadores a coste de personal con menos cualificación. Dicen que no llegan preparados y hay que enseñarles, pero esto no es más que una excusa. Si necesitan aprender, hay contratos de prácticas; si no han aprendido pasados meses o años, no entiendo porqué las empresas los mantienen contratados. Estas empresas no invierten nada en cualificar a sus trabajadores, salvo unos cursos por lo general tan caros como inútiles.

El problema, suele explicarse, por un exceso de la oferta de titulados universitarios, y escasez en la demanda. Esto ha podido ser cierto, pero no siempre, ya que si un recién titulado arquitecto entra en un estudio con categoría de auxiliar administrativo, no es para coger el teléfono. Se ha eliminado el trabajo propio de los licenciados de las plantillas de las empresas, pero la labor la sigan realizando los mismos a menor precio.

La falta de demanda de licenciados y el exceso de oferta se ha notado sobre todo en la Administración Pública, en la que muchos titulados superiores han obtenido plazas en grupos C y D. Ahora la promoción interna no es un incentivo para la formación, sino que se ha convertido en una forma de reconocimiento a posteriori de la sobretitulación de los funcionarios.

Las plantillas son documentos vacíos, las descripciones de puesto son de pura risa comparadas con las verdaderas funciones de los que los desempeñan y las retribuciones no tienen nada que ni con la labor ni con la responsabilidad.

Algunas ideas sobre soluciones posiblemente imposibles: que la Inspección de Trabajo salga de su eterno letargo; que los trabajadores licenciados se dejen de ínfulas impropias para mileuristas y se organicen de una vez; que se vigile la proporción entre contratos, objeto de la empresa y facturación; que se eliminen la nefanda figura de los becarios; y otras cositas que a vosotros se os ocurrirán.

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