El candidato a la Presidencia y el candidato a la Vicepresidencia forman el ticket. Después de la retirada de Mitt Romney de la campaña está más que claro que el ticket republicano está encabezado por McCain aunque la duda sobre el candidato a la Vicepresidencia no es fácilmente resoluble.
Puede que Romney se haya ido para poder optar a la Vicepresidencia, aunque su inconsistencia ante amplios sectores conservadores no lo aconseja. La elección de uno de los dos candidatos que queda en pie, el mejor situado, Mike Huckabee puede producir más rechazo que lo que valen los apoyos de los sectores evangélicos del sur, pero si no lo hace todo este sector puede quedarse en casa el día de las elecciones.
McCain tiene que encontrar un acompañante bueno ya que ha ganado en los estados en los que los demócratas ganarán en noviembre. Es una selección compleja, porque sacar a un casi desconocido como Dan Quayle no creo que funcione ahora.
Por el lado demócrata las cosas están aún más complicadas. Sólo quedan dos candidatos y el difícil que se reconcilien a última hora para formar ellos un ticket. Además nadie en el ticket representaría el estereotipo de “hombre cristiano blanco”, algo bonito pero que puede obstaculizar la victoria electoral.
Desde hoy los republicanos tienen una gran ventaja sobre los demócratas: ya tienen candidato y pueden comenzar su campaña electoral para noviembre, sin emplear el tiempo y el dinero en ganar primarias, insistiendo en ser más conservador que nadie con el peligro de crearse enemigos entre los independientes.
Todo esto, bastante indeterminado la verdad, puede saltar por los aires si aparece un candidato independiente o por un tercer partido. Ron Paul puede que lo haga y su porcentaje de votos, insuficiente para ganarse la nominación republicana, puede ser más que suficiente para que el Partido Republicano pierda la Casa Blanca.
Puede que Romney se haya ido para poder optar a la Vicepresidencia, aunque su inconsistencia ante amplios sectores conservadores no lo aconseja. La elección de uno de los dos candidatos que queda en pie, el mejor situado, Mike Huckabee puede producir más rechazo que lo que valen los apoyos de los sectores evangélicos del sur, pero si no lo hace todo este sector puede quedarse en casa el día de las elecciones.
McCain tiene que encontrar un acompañante bueno ya que ha ganado en los estados en los que los demócratas ganarán en noviembre. Es una selección compleja, porque sacar a un casi desconocido como Dan Quayle no creo que funcione ahora.
Por el lado demócrata las cosas están aún más complicadas. Sólo quedan dos candidatos y el difícil que se reconcilien a última hora para formar ellos un ticket. Además nadie en el ticket representaría el estereotipo de “hombre cristiano blanco”, algo bonito pero que puede obstaculizar la victoria electoral.
Desde hoy los republicanos tienen una gran ventaja sobre los demócratas: ya tienen candidato y pueden comenzar su campaña electoral para noviembre, sin emplear el tiempo y el dinero en ganar primarias, insistiendo en ser más conservador que nadie con el peligro de crearse enemigos entre los independientes.
Todo esto, bastante indeterminado la verdad, puede saltar por los aires si aparece un candidato independiente o por un tercer partido. Ron Paul puede que lo haga y su porcentaje de votos, insuficiente para ganarse la nominación republicana, puede ser más que suficiente para que el Partido Republicano pierda la Casa Blanca.
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