miércoles, abril 16, 2008

Nos vamos a Wordpress

El 4 de noviembre de 2006 arrancó "Geografía Subjetiva" en Blogger. El tiempo me llevó a conocer otra plataforma de blogs, que tiene una mayor visibilidad. A pesar de ello he mantenido este blog, hasta el día de hoy en el que os anuncio formalmente que "Geografía Subjetiva" ya sólo se actualizará en Wordpress.

Os dejo la dirección por si os interesa:

http://www.geografiasubjetiva.com

lunes, abril 14, 2008

Unidad contra democracia

No sé si existen encuestas sobre este tema, pero intuyo que muchos de los ciudadanos consideran que el nivel de democracia interna dentro de los partidos es bajísimo y que los miembros de los partidos se conforman con seguir ciegamente las indicaciones del jefe de turno, sea nacional, regional o local, para ver si les cae algo en forma de cargo público.

Si esto fuera cierto, los ciudadanos deberían recompensar a los partidos que practican la democracia interna, en los que el debate ideológico y organizativo está vivo y que celebra sus congresos con una pluralidad de candidatos.

Pero no es así, los ciudadanos consideran que debatir, discutir y votar entre alternativas no es el ejercicio de la democracia, sino uno de los peores males que puede acontecer en un partido: la división. La consecuencia es que no merece la pena votar a un partido dividido.

Por ello los estrategas y dirigentes de cada partido se han esforzado en minimizar las diferencias dentro del partido para dar una imagen monolítica, o para serlo realmente. Por más que digan los ciudadanos en sus charlas políticas o en las encuestas, está claro que a la hora de votar se olvidan del discurso correcto de la renovación democrática y prefiere un partido absolutamente liso.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué los electores apoyan moralmente una cosa y la castigan en las urnas?

La concepción de que la unidad es un valor más que importante, sino casi absoluto, viene del Franquismo. Eso de “una, grande y libre” ha calado en el subconsciente político de los españoles, por más que se niegue. La discusión pública, el debate ante todos y la discrepancia manifiesta es vista como algo poco agradable y, por tanto, como algo poco deseable. Es la consecuencia de inocular a varias generaciones la idea de que la diferencia de posturas es insana y que encubre una verdad superior y única.

La concepción tradicionalista, conservadora y religiosa que inspiraba ese engendro autoritario y fascista del Franquismo comparaba el Estado y la actividad política con la familia y la vida familiar. La familia tiene, en su concepción, una cabeza natural y ésta, el padre de familia, la que se encarga de todos los asuntos familiares, ahorrándoles las dificultades de ocuparse de asuntos de su incumbencia. Bien se ha podido producir una deseo de que la política sea vicaria y que las opciones sean pocas y claras.

La política democrática española se ha cimentado sobre liderazgos carismáticos, espontáneos o construidos. Se pide a los líderes de las formaciones que su carácter convenza, que su oratoria arrastre a los que le escuchan hasta votar al partido que dirigen. Esos líderes carismáticos ocupan el lugar de ese mítico “padre de familia” y su presencia se justifica en sus propias personas y toda legitimación añadida es espúrea innecesaria.

A todo este conjunto podemos añadir el hecho de que nuestra política y, en especial, nuestros procesos electorales van adquiriendo características cada vez más presidencialistas, el debilitamiento de la importancia de los partidos y de su vida ha ido en caída libre. Si a ello añadimos el fichaje directo de personas ajenas al partido para tareas de responsabilidad cuando se ejerce el poder, la importancia de las relaciones de partido y de la democracia interna pierde valor progresivamente.

La situación es que la unidad vence a la democracia. Los electores prefieren un partido unido, o que dé la imagen de unidad, a un partido verdaderamente democrático. Esta preferencia por la unidad frente a las diferencias que la democracia produce, podemos verla también en el gusto de los ciudadanos por los “Pactos de Estado”, otra forma de soslayar la pluralidad democrática a favor de la unidad.

Cosas sobre el cine. En contestación a Ángeles González Sinde

El pasado día 10, el diario Público, se hizo eco de las reflexiones de la presidente de la Academia del Cine, Ángeles González Sinde. González Sinde ha pretendido contraatacar a los argumentos que normalmente se emplean contra el canon y en defensa de las descargas de Internet. Como lo hace con cierta solvencia, me permito la osadía de contestarle.

1) Mantiene González Sinde que la propiedad intelectual genera negocio y que si la cultura debería ser gratis, por qué no las patentes industriales como las medicinas. La respuesta que se me ocurre es sencilla, porque la propiedad intelectual tiene muchas formas de realizar económicamente su producto y la ventas de discos o de entradas de cine no es la única, mientras que un medicamento sólo es rentable si es vendido para su uso.

2) Dice que los operadores de Internet han querido convencernos de que seremos nosotros y no ellos los que pagaremos el canon. Parece que la presidente de la Academia ignora un concepto tan básico como es la repercusión, es decir, todo gasto fiscal directamente imputable a un producto supone el aumento del precio de venta para recuperar un dinero que se recauda únicamente para Hacienda y que de no repercutirse disminuye el margen.

3) Se pregunta González Sinde que para qué alguien puede querer un ancho de banda de muchos gigas. La respuesta es sencilla: el que contrate este ancho de banda lo hace porque le da la gana y lo empleará en lo que le dé la gana, y sin permiso de la presidenta de la Academia del Cine. Ya es bastante que ingenieros, arquitectos, empresas, profesionales y particulares tengan que pagar un canon por grabar un DVD o CD de uso profesional. Me gustaría que me explique por qué cada vez que compro y grabo un CD para cuestiones estrictamente profesionales, una parte del precio de venta va a parar en manos de gestores de derechos que ahí no existen. Y esto no es una excepción, sino un uso bastante importante, ya que en España se utilizan los medios digitales continuamente.

4) González Sinde dice que las subvenciones para el cine solamente son 85 millones de euro. Lo que a ella le parece poco a muchos nos parece una barbaridad. El problema es que se subvenciona algo que no interesa a nadie y, lo que es peor, algo que nos hacen pagar dos veces, por impuesto y en la entrada a la película.

5) Se queja del comportamiento de las cadenas de televisión con el cine español. Mantiene que deberían tener otro comportamiento dado que explotan licencias de servicio público. No veo la vinculación necesaria entre gestionar un servicio público y tener que gastarse dinero en el cine español. No me cabe ninguna duda que si el cine español le interesase a las audiencias, entonces las cadenas de televisión competirían por los derechos de estas películas o por producirlas, pero es que eso no es así.

6) Tiene razón cuando manifiesta que en los Estados Unidos la industria cinematográfica es una industria estratégica, pero es así porque esta industria vende, porque es vendible y porque sobre productos a los que la gente le agrada ver, transmiten ideas y valores. Lo plantean en ese orden, no a la inversa.

7) González Sinde dice que el descenso de espectadores del cine español se debe a un conjunto de razones, entre las que destaca las urbanísticas y las tecnológicas. La pregunta es muy sencilla, ya que si estas condiciones externas son iguales para todos, ¿por qué al final unas películas tienen más espectadores que otras?

8) Es curioso que, en ningún momento, reflexiona sobre la responsabilidad que los autores y productores cinematográficos tienen en la crisis del cine español. Dice que hay vitalidad y muchos nuevos autores, que tienen que irse a Estados Unidos. Yo pienso que el problema se sitúa en otra cuestión: en España todo el mundo está interesado en hacer obras intimistas, cine de festival para entendidos y referencias en el nuevo lenguaje audiovisual, pero pocas cosas que gusten a los posibles espectadores. Cuando una película española funciona, destroza las taquillas y nadie deja de comprar su entrada porque sea española.

9) Cuando tu sector está en crisis es bueno pensar qué se está haciendo mal y qué se podría hacer mejor. Echarle sistemáticamente las culpas a factores externos, es el mejor camino para la desaparición.

La presencia de la Izquierda en la Blogosfera. Unos apuntes iniciales.

Llevo tiempo pensando en qué tiene que hacer la izquierda para estar más presente en la Blogosfera. Hablo de estar más presente, porque en la Blogosfera lleva mucho tiempo y durante la pasada campaña electoral se acrecentaron los esfuerzos.

La pregunta que lanzo es la siguiente: ¿realmente la izquierda está menos presente en la Blogosfera que la derecha? Desde un punto de vista estrictamente particular y confesando mi ignorancia en temas blogosféricos e internáuticos considero que esta pregunta admite respuestas diferentes dependiendo de qué hablemos.

En mi opinión la presencia de la derecha en la Blogosfera cae bajo el peso de los sectores más exaltados del entorno del papel, aquellos que toman sus argumentos de “Libertad Digital”, lo repiten, lo modifican levemente y buscan la forma más agresiva de presentar sus entradas.

Buena parte de la derecha blogosférica está desorganizada, pero se encuentra orientada gracias a una página bien costeada y con recursos, como es “Libertad Digital”. Los blogs de la derecha pueden parecernos muchos, porque realmente son muchos, aunque con precisiones.

Abren cientos de blogs, con pocos contenidos, mucha propaganda, pero en Internet el número tiene su peso. Tienen una ventaja sobre los que estamos a la izquierda, ésta es que no tienen empacho en comentar en cualquier sitio, aunque sea copiando y pegando un discursito. “El Plural” no cumple esta función ni de lejos.

La izquierda, según mi apreciación personalísima, peca de ser demasiado seria. Cada uno con su blog, que intenta llenar de contenidos normalmente de elaboración personal a partir de las fuentes generalmente accesibles, y sin demasiados radicalismos o comportamientos demagógicos.

A todo ello hay que unir una cuestión prácticamente indisponible. Mientras la derecha se agrupa únicamente en torno al PP, la izquierda lo hace mayoritariamente en torno al PSOE, aunque no exclusivamente, porque hay muchos y buenos representantes de IU y de otras formaciones de izquierda.

sábado, abril 12, 2008

Un poco sobre los Ministerios, nada sobre los ministros

Desde que se ha conocido la composición del nuevo gobierno, los medios y los miembros de la Blogosfera han escrito mucho sobre este último episodio del largo proceso electoral, de más de cuatro años, que ha vivido España. En mi primera entrada no voy a hablar de las personas elegidas para estar al frente de los diferentes Ministerios, sino de la reorganización de los Ministerios, que me ha sorprendido bastante.

Los Ministerios claves siguen igual. Pero en otros Ministerios, el cambio de denominación de cartera conllevará lógicamente una modificación de las diferentes áreas de responsabilidad de los departamentos.

Me resulta sorprendente y, hasta cierto punto, incomprensible el baile de áreas que se ha hecho entre el Ministerio de Educación y Ciencia y el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Es cierto que el Ministerio de Educación y Ciencia estaba quedándose sin contenido, ya que la transferencia de la gestión a las Comunidades Autónomas ha hecho que el "Territorio MEC" abarque a once Institutos y menos de cien colegios. Junto a ello la autonomía universitaria, las competencias en universidades de las CCAA y la vinculación de las universidades al proceso productivo hace conveniente que lo universitario y la investigación se encuentren más vinculados a otro departamento ministerial. La solución lógica, a mi entender, hubiera sido volver a reunir Educación y Cultura, pero parece que el Ministerio de Cultura tiene más vidas independientes que un gato.

Me cuesta entender la concentración de Educación con Asuntos Sociales y con algo tan indeterminado como "Familia" (Zapatero cumple la promesa del PP de crear un Ministerio para la Familia). También veo dificultades con la separación de la Emigración de los Asuntos Sociales y me pregunto si las competencias emigratorias salen de Presidencia y de Interior al nuevo Ministerio de Trabajo y Emigración.

Supongo que el nuevo Ministerio de Innovación y Desarrollo asumirá las competencias relativas a la Universidad y a la investigación científica, aunque se queda cojo a no tener las competencias relativas a la Industria y a las relaciones en esta materia con el sector privado.

La otra gran unificación que se produce es la de Medio Ambiente y Agricultura. Éste último era una de las carteras clásicas de los gobiernos españoles que se han ido vaciando desde el proceso autonómico y la entrada en las Comunidades Europeas. Se fusiona con una de las áreas gubernamentales que más importancia han ido adquiriendo y cuyo presupuesto de gastos es el de más crecimiento. Aquí sí se ve cierta lógica, porque la relación de la Agricultura, la Ganadería, la Pesca y otras áreas del antiguo Ministerio de Agricultura sí tienen un vínculo evidente con Medio Ambiente.

La absoluta novedad es el Ministerio para la Igualdad (o de Igualdad). Es expresión de una perspectiva que incide no sólo en los aspectos sustantivos de la acción administrativa y política, sino también en el aspecto transversal. La teoría está bien y resulta sugerente, pero me cuesta mucho vislumbrar cuáles serán las competencias sustantivas de ese Ministerio, ya que si su labor es de coordinación de las diferentes áreas, tendrá el problema de que los demás ministerios consideren que su acción es intrusita y que la percepción pública sea la de un Ministerio que no hace nada, porque su nombre marca un objetivo imposible de alcanzar ni en una legislatura ni en tres. Mucho me temo que este nuevo Ministerio sea el predilecto para todos los ataques cuando no haya mucho que decir, como lo fue el Ministerio de Vivienda durante la pasada legislatura.

miércoles, abril 09, 2008

Voto antiaparato

A propósito de la posible (que poco probable) escisión dentro del PP hablé del “voto anti-aparato”. Pensándolo me he dado cuenta que el “voto antiaparato” es una forma de voto útil de la que no traté cuando intenté definir qué era este tipo de voto.

Las bases de los dos grandes partidos generalmente no participan en el proceso de toma de decisiones de sus formaciones. Ellos quedan confinados al papel de ratificadores de lo ya determinado o al de aplaudidores de los líderes elegidos previamente y que ellos solamente pueden votar por el “bien del partido”.

En determinadas circunstancias, normalmente después de descalabros electorales, como el del PP en 2008 o el del PSOE en 2000, las bases de estos partidos ven acrecentada su presencia hasta llegar a ser el protagonista de la vida política, aunque sea por escasas semanas.

El resentimiento por el papel pasivo y de figurante que las bases han tenido que ejercer durante muchos años se expresa en estos momentos. El culpable de esta postergación es identificado como el aparato del Partido, es decir, los que han mandado y sus “funcionarios, de forma que contra ellos se pueden dirigir el voto en la forma de apoyar en las urnas internas a otro candidato, independientemente de que sea la mejor opción para cada uno de esos votantes.

En la vida interna de los partidos, el voto útil recibe la justificación genérica del “voto por la renovación”, la opción por cambiar el rumbo del partido en cualquier dirección menos en la que ha llevado que solamente ha conducido a un sonoro fracaso electoral.

No es que yo critique el voto útil, descalifique a los que lo emplean y ni siquiera me parezca democráticamente malo, pues es una opción como cualquier otra que libremente se ejerce. Únicamente querría dejar constancia de que el voto útil puede existir hasta dentro de los partidos políticos.

Contra el Pactismo como forma de hacer política

Otro de los lugares comunes de nuestra política es hablar de “pactos de Estado”. Es una reedición, dicen, del “Espíritu de Transición”. Nadie ha definido con precisión, que yo sepa, qué debería estar dentro de estos “pactos de Estado”.

Según intuyo firmar “pactos de Estado” debe ser llegar a un acuerdo en asuntos importantes como son la política territorial, la justicia, la administración, la política exterior, la educación, la universidad, la financiación autonómica y municipal, gestión sanitaria o el clásico de la política antiterrorista.

Deduzco que consideran que estas cuestiones deben basar del debate político diario, tomar una línea absolutamente invariable independientemente del partido que gobierne, ganando en estabilidad. Tengo la impresión que muchos defienden este pactismo de buena fe, pero los “pactos de Estado” o el pactismo tiene un reverso tenebroso.

Puede ser empleado por el gobierno de turno para intentar desarticular a la oposición, de forma que acordándolo todo la oposición sólo pueda ejercer su labor sobre cuestiones nimias, así como destruyéndola ideológicamente, pues eso siempre tiene más perdón para quien está en el poder.
Por otro lado puede ser una estrategia de la oposición para igualar su minoría a la mayoría del gobierno. En una negociación entre dos grandes partidos las diferencias representativas se reducen a cero. De esta forma la oposición consigue un derecho a veto que no está reconocido en nuestro sistema político.

Si la política territorial, la justicia, la administración, la política exterior, la educación, la universidad, la financiación autonómica y municipal, gestión sanitaria o el clásico de la política antiterrorista se acuerdan por medio de “pactos de Estado” muchos podríamos preguntarnos qué sentido tiene ir a votar si al final todo gobierno tiene el margen estrecho de actuación que le dan los “pactos de Estado”. Sería algo así como tener un programa socialpopular siendo indiferente el partido que esté en el gobierno, con las consecuencias que esto podría tener.

El verdadero “pacto de Estado” es la Constitución. Una Constitución sí debe ser fruto de un gran pacto de todas las fuerzas, pero proceso constituyente tiene su momento y sobre todo su forma.

Si la Constitución se ha quedado desfasada o no responde a las necesidades, cabe reformarla. Lo que considero que no tiene mucho sentido es ir haciendo “constituciones de tercera” en forma de acuerdos políticos. No niego que puntualmente estos “pactos de Estado” hayan tenido sentido y utilidad, aunque también pienso que el arquetipo, “Los Pactos de La Moncloa”, han sido apresados dentro de la mitología de la Transición. Puede que puntualmente los “pactos de Estado” puedan ser necesarios, pero desde luego no han de convertirse ni en el instrumento de gobierno, ni en el de oposición, ni en el ideal de la vida política.

Madrid como España. Reduccionismo y centralismo

En la anterior entrada indicaba que uno de los errores, a mi humilde entender, que estaban cometiendo Esperanza Aguirre y los suyos era confundir Madrid con España. Lo de “Madrid como rompeolas” está muy bien como metáfora de una época, en la que escribió Antonio Machado, en la que Madrid era lo más y casi lo único significativo entre muchas provincias españolas.

Si algo ha propiciado el actual estado autonómico es que en cada parte se adquiere una conciencia de dignidad dentro de España (sin entrar en los nacionalismos) y que los diversos gobiernos autonómicos, independientemente del partido que lo dirija, se esfuercen por llevar servicios de todo a su territorio, los cuales eran antes exclusivos de la capital y de Barcelona.

Madrid es Madrid y se ha constituido también en comunidad autónoma, en un principio artificial, pero que con el tiempo ha ido marcando una serie de peculiaridades sociales y de características políticas propias.

El Estado autonómico ha permitido, por ejemplo, que en el ámbito de la Administración un funcionario no tenga que desplazarse a la capital del Reino para llegar a la cúspide de su carrera administrativa. Madrid, guste o no, ya no se identifica con España hasta el punto de ser la máxima expresión del país, sino que es simple y sencillamente una región más de España.

Cabría preguntarnos por los motivos de esta vuelta atrás en Aguirre y los suyos. Dos explicaciones caben y se encuentran interconectadas. La primera es la llana ignorancia de lo que indico anterior y seguir pensando, por debajo, que Madrid es España. La segunda es que todas las tendencias antinacionalistas de Aguirre y los suyos realmente esconden una intención centralizadora, en concordancia con su concepción del país, donde hay un centro capitalino excelente y provincias abruptas, ignorantes y que no pueden decidir nada por sí mismas. Defienden un nacionalismo español que en el fondo es madrileñismo centralista.

El problema que tienen estas concepciones es que chocan contra la realidad de España, que también tiene su reflejo en el PP. Algunos líderes regionales, no todos, cada vez van menos acomplejados a Madrid y más seguros de su fuerza y autonomía.

sábado, abril 05, 2008

¿Por qué odio la Feria de Abril? Una explicación de izquierdas y subjetiva

No es que no me guste la afamada Feria de Abril de mi tierra, sino que resulta que la odio. Podría no gustarme, como otras muchas cosas, pero con la Feria he dado un paso más y ha podido concitar un conjunto de sentimientos y juicios negativos que normalmente entran en lo que llamamos odio.

Desde mi condición de sevillano que, por cuestiones laborales, está fuera de Sevilla pero que vuelve muy a menudo, quiero dejar en la Blogosfera este manifiesto, más como desahogo que otra cosa.

A pesar de que el odio es un estado algo irracional, algunas causas y motivos sí tengo, por lo que iré exponiéndolo por parte, sin enrollarme e intentado ser sintético. El primer motivo de mi odio por la Feria de Abril es que no es una fiesta de los sevillanos.

Sí, la paga la ciudad, el Ayuntamiento recauda unas cuantas tasas y presta muchos servicios, pero no todos los ciudadanos (y muchos menos los visitantes de fuera), pueden participar en esta fiesta que se hace sobre terreno público y a costas de las arcas municipales.

Creo que Sevilla es uno de los pocos sitios que conozco en los ni siquiera sus propios ciudadanos tienen derecho a participar en una fiesta local. La mayoría de las casetas son privadas, con su guarda de seguridad en la puerta y con un precio altísimo para ser socio de ellas, así como una fuerte selección social a la hora de admitir socios, si el precio no es lo suficientemente disuasivo.

Las pocas casetas públicas que quedan (distritos municipales y partidos políticos) no llegan a ser veinte dentro de un recinto con más de mil. Además están descuidadas, porque se conciben como una especie de contenedor para que los pobres desgraciados que no tengan caseta puedan meterse en algún sitio. Son algo así como hospicios feriales.

Si uno no tiene caseta (la mayoría de los sevillanos no la tienen) y no quiere estar de la manita de uno que sí la tiene (como si fuera un desamparado recogido misericordemente) y, además, desea ir a la Feria, sólo tiene la opción de dar paseos por las calles del recinto ferial.

La Feria de Abril es la expresión más clara del clasismo, elitismo de tercera y de la estructura internamente discriminatoria de la sociedad sevillana, pero lo peor de todo ello es que se paga con fondos públicos.

Cuando el actual alcalde propuso un nuevo recinto en el que las nuevas casetas fueran casi todas públicas, en régimen de concesión, muchos se echaron las manos a la cabeza y diciendo que la Feria iba a perder su esencia (en palabras del entonces portavoz municipal del PP, Jaime Reynaud). La verdad es que el señor Reynaud tenía razón, si la Feria se hace para todos, la Feria pierde su esencia, que es el clasismo, el elitismo de tercera categoría y la discriminación de la mayoría de los sevillanos.

Después hay otros elementos que hacen que odie la Feria. Bebida cara, vino aguada, comida también cara y a un precio digno de un restaurante de cocina creativa. El albero (una tierra amarilla que se utiliza para las calles) recorriendo los pulmones. Atascos de caballos en las horas vespertinas. Obligatoriedad de pasarlo bien y la sensación de estar viviendo una reedición sevillana de las “hogueras de las vanidades”.

Total, que cuando toca la Feria ni la piso, aunque me encuentre en Sevilla. Es en las pocas cosas en las que he conseguido una mínima coherencia existencial: no voy a donde me excluyen y a donde, en todo caso, se dan unos factores que no me gustan.

Algunos apuntes sobre política sevillana

El actual Alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, va a batir un récord en la política local. Será, cuando acabe su actual mandato, la persona que más tiempo haya sido Alcalde de Sevilla. Es un logro difícil para una persona que siempre lo ha tenido todo en contra, incluso su primera candidatura a la Alcaldía, ganada en las primarias a José Rodríguez de la Borbolla, ex Presidente de la Junta de Andalucía.

El frente mediático con el que se Monteseirín tiene que lidiar todos los días harían palidecer al que ha soportado Zapatero la pasada legislatura. A pesar de ello, logró tras las elecciones de 2007 reeditar el pacto con IU, empatando en concejales y sólo con tres mil votos por detrás.

Los dos socios de gobierno tienen un gran fallo en comunicación política (asunto que tanto me preocupa), pero han conseguido remozar muchos de los barrios de Sevilla (esos que no salen en los periódicos y que estos no explican nunca su voto), reestructurar el centro de la Ciudad (contra las movilizaciones y mentiras de unos comerciantes entregados al PP) y éxitos tan emblemáticos como el carril bici (con miles de usuarios todos los días).

A Monteseirín se le critica todo, absolutamente todo. Los que un día dicen que un proyecto es inútil a los dos días dicen que ya lleva una semana de retraso algo que es imprescindible o se traen a un arquitecto inglés o alemán para que diga que el modelo del Ayuntamiento es malísimo y que él, por unos cuantos millones, hace lo mismo pero con otro espíritu. Dicen que es el peor y más nefasto alcalde que Sevilla ha tenido, pero nunca dicen los motivos de su juicio.

Con la excepción de la remodelación de “El Prado” me cuesta recordar algo que el PP hiciera en Sevilla en los ocho años en los que formó parte del equipo de gobierno municipal. Eso sí, muchas fotos si les hicieron, todos los medios les reían las gracias y decían que lo estaban haciendo estupendamente, la pena es que no decían qué estaban haciendo tan bien.

jueves, abril 03, 2008

Espe 2012

La noticia de que se ha abierto una página web para propugnar que Esperanza Aguirre sea la Presidente del Gobierno en 2012 saltó ayer a la Blogosfera. A la hora que es la página ha sido retirada.

Por el tono de las entradas que pude leer ayer, la inspiración era la propia de “Libertad Digital” y el tono pues he oído no resultaba novedoso. El hecho de que alguien proponga una candidata a la Presidencia del Gobierno y la promocione fuera de los cauces normales de un partido (barones, camarillas y esas cosas) sí que es novedoso.

Es evidente que la notoriedad de esa promoción y su publicidad sí es novedosa. Circunstancias tales como que se anuncie sin expresar un vínculo ineludible con el “proyecto” del PP, que se critique abiertamente las decisiones del Presidente del PP y que hasta se pusiera un formulario para enviar cartas de queja a Rajoy dejan en mal lugar a Esperanza Aguirre, pues a los partidos no le gusta nada este tipo de cosas.

Tan descarado es el daño que esta página, que incluso ha sido noticia en “El Mundo”, puede hacerle a Esperanza Aguirre que parece hecha por los adversarios de la “lideresa”. Si estos forofos de Aguirre tienen tan poca idea de política y de las consecuencias de una acción como la que han realizado, esto mismo dice poco de su propuesta de que Aguirre sea Presidenta.

Soraya Sáenz de Santamaría. Desde la perspectiva de la comunicación política

Los de izquierdas nos estamos divirtiendo como críos, viendo como la “derecha mediática” emplea sus armas contra los suyos y le dicen de todo a Rajoy por la designación de Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz del Grupo Parlamentario en el Congreso. Con lo pesado que son estos chicos de la “derecha mediática” la cosa promete mucho y por mucho tiempo.

¿Es adecuada la decisión de Rajoy en términos de comunicación política, es decir, para los ciudadanos y no tanto para las cuestiones internas del Partido Popular? A estas alturas resulta ya evidente que Rajoy se ha querido dotar de una guardia pretoriana para hacer de una vez lo que él quiera, que ya le toca después de cuatro años de ser una marioneta.

Ese mensaje tiene algunos problemas. El primero es que reconoces que has sido una marioneta y eso no gusta mucho a los votantes. El segundo es que si no contentas a parte de tu apoyo externo, te quedas solo y siempre es más divertido darle caña a los tuyos (porque sabes más de ellos) que seguir con Zapatero, para el que hay que buscar otro idioma para incorporar nuevos insultos. El tercer problema es que transmite poca confianza en los dirigentes de su propio partido.

Vayamos ahora a analizar a la persona elegida. Soraya Sáenz de Santamaría es poco conocida por la mayoría de los ciudadanos, pero eso no es un inconveniente porque si quieres dar otra imagen es bueno tirar de banquillo. Lo negativo viene del hecho de que su aparición en primera línea ha sido objeto de polémica.

Yo me alegro que alguien de mi cohorte por fin ocupe un puesto relevante, no obstante, Soraya Sáenz de Santamaría tiene un problema de imagen bastante gordo: la ves y piensas que es una niña pija, por más que ahora salgan diciéndonos que ayudó a su tío panadero en los veranos.

Su forma de vestir, de peinarse y el primer apellido es un conjunto que a muchos españoles les produce rechazo. Algunos dirán que no tiene culpa de tener ese primer apellido, pero no sabrán que, por ejemplo Esperanza Aguirre tiene Gil de Biedma como segundo apellido y que Ruiz Gallardón es realmente “Ruiz-Gallardón”. Ellos tienen visión política hasta en eso, Soraya no.

Se me podrá decir que frivolizo la política hablando de ropa, apellidos y peinados, pero si hablamos comunicación política, la imagen es importante porque la primera imagen que se tiene de alguien es difícil de removerla. Como hábilmente le cuelguen la etiqueta de “arribista”, “niñata” o “pija” es sumamente difícil quitársela. Aunque es peor ser llamada la “niña de Rajoy”.

La “derecha mediática” la trata como una novata y en el PSOE, que no son precisamente tontos, aprovechan para poder a sus pesos pesados, con imagen de seriedad y autoridad, junto a ella para que los periodistas tomen sus fotografías e inmortalicen la cara de un “comprensivo” Alonso y de un terminante Jáuregui, mientras ella aparece como una diputada nueva, teniendo que mirar para arriba, e intentado codearse con los importantes.

miércoles, abril 02, 2008

El peligro de ser demasiado previsible

Uno de los argumentos que, por lo visto, emplea Federico Jiménez Losantos para atacar a Rajoy es que los medios más cercanos a la izquierda han visto con buenos ojos la elección de Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz parlamentaria.

Aplicando rigurosamente la doctrina de que si el adversario político y mediático aplaude algo, entonces eso es malo, y que si lo rechazo, entonces es bueno. Toma los titulares de algunos medios y los pronunciamientos de otros medios para convertirlos en argumentos como Rajoy.

No es la primera que lo hace, más bien es una pauta de su comportamiento. No hay nada más peligroso, en el mundo político, que tener una pauta de comportamiento tan simple y tan fácilmente previsible como ésta.

Cualquiera puede conocer esta pauta de comportamiento y utilizarla a favor de sus intereses. Para que Federico Jiménez Losantos salte contra alguien, sólo es necesario alabarlo, y él se olvidará de las consecuencias de sus palabras.

No descubro nada si digo que a la izquierda lo que más le conviene políticamente es que en el PP haya un conflicto cuanto más duro y duradero mejor. Si se llega al extremo, poco probable, de producirse una escisión, en Ferraz montan una fiesta mayor que las de una victoria en las Elecciones Generales.

Los sectores más conservadores de la derecha española, siguiendo a su referente radiofónico, han reaccionado desbordándose. Su previsibilidad excesiva les puede convertir en víctimas de sus propios adversarios políticos, pues siempre reaccionan como se espera que hagan y basta mover una ficha para conseguir de ellos el comportamiento deseado incluso contra los intereses que defienden.

¿Qué pasaría con un gobierno socialpopular?

Leyendo a nuestro Becario en Moncloa durante la campaña, he de confesar que tuve un sobresalto. Se preguntaba, al final de entrada, sobre la posibilidad de un posible pacto de gobierno entre el PSOE y el PP. Ahora, pasadas las elecciones y con un poco de tranquilidad, me gustaría valorar esa posibilidad.

De lo que no cabe duda es que el gobierno hubiera salido el que hubiese tenido más respaldo parlamentario en la historia de la democracia: 323 diputados. Ésta sería la única ventaja. ¿Cuáles son las desventajas tanto para el sistema como para los dos partidos? Hagamos un poco de política especulativa mientras esperamos la segunda investidura de Zapatero.

1) El sistema se quedaría sin una oposición consistente y articulada, que pueda constituirse en una alternativa a ese hipotético gobierno bipartito. La oposición es una lata por dos motivos, el primero es que es desagradable estar en ella y el segundo procede de las molestias que provoca cuando se está en el gobierno. La imposibilidad de una alternativa a los dos partidos del gobierno en las siguientes elecciones provocaría un incremento notable de la abstención.

2) Sólo dos partidos (IU y UPyD) asumirían la labor opositora a nivel nacional, lo que les proporcionaría una mayor notoriedad y la posibilidad de robarles apoyos al PSOE y al PP respectivamente. Serían los destinatarios “naturales” de los descontentos con la coalición, pero tampoco sería descartable el surgimiento de un partido netamente conservador (por ser generoso con el adjetivo). Sería el momento de las opciones más radicales e incluso de las contrarias al sistema.

3) En cada de uno de los partidos habría un gran malestar, pero que sería ridículo respecto al de los votantes en los que su voto tenía una finalidad negativa (evitar que alguien permanezca o llegue al gobierno). No puedo negarme al tormentoso morbo que me produce imaginar a Zapatero de Presidente con Rajoy de Vicepresidente en la foto de familia que el Consejo de Ministros se hace al empezar.

4) En todo caso el gobierno estaría formado por ministros de segunda fila, ya que los dos partidos se obligarían a descartar a las figuras de más peso del adversario. Lo mismo, contradiciéndome respecto al anterior punto, la Presidencia y la Vicepresidencia no recaerían en ninguno de los dos líderes.

5) La negociación del programa de gobierno sería una verdadera tortura. Cada uno de los dos partidos querría evidenciar las diferencias programáticas para luego jactarse que su gran adversario ha tenido que tragar. El programa de gobierno sería un homenaje al inmovilismo (no tocar nada de lo hecho anteriormente), con algún premio de consolación para cada grupo.

6) La confianza entre los miembros del gobierno sería problemática. Si el ministro de Hacienda dota generosamente un ministerio llevado por el otro partido, los suyos se subirán por las paredes. Tendrían que negociar cada línea de los Presupuestos y cuando unos Presupuestos son fruto de un acuerdo, no llevan una línea de acción y solamente sirven para mantener al Estado con vida.

7) La verdad es que no encuentra la necesidad que hubiera tenido organizar un gobierno de este tipo y me congratulo con que nadie haya intentado formar ese engendro político. Comprendo este tipo de gobierno en épocas tan críticas como una guerra, tal y como hicieron laboristas y conservadores en el Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.

8) Personalmente sentiría una gran decepción.

Andalucía dentro de los dos grandes partidos

El poco peso interno que Andalucía tiene dentro del PSOE y del PP clama al cielo. Andalucía es la comunidad autónoma que más militante aporta a cada uno de estos dos partidos, entre el 20% y el 25% de los militantes socialistas y populares.

El peso de Andalucía no sólo es importante en términos de militancia, sino también en los diputados aportados a los respectivos grupos parlamentarios, ya que tanto en el PSOE como en el PP, no en vano cuenta con ocho provincias y es la comunidad más poblada.

En cambio la relevancia de Andalucía en las decisiones de los dos grandes partidos es mínima, reduciéndose a unas cuotas en las ejecutivas y cuando se gobierna, en el Gobierno.

La mayor aportación de diputados al Grupo Socialista procede del PSOE-A: treinta y seis y es la segunda diferencia más importante. En cambio no parece que el PSOE-A marque ninguna línea política o exponga alguna preferencia dentro del PSOE, como sí hacen el PSC (con once diputados menos) y el PSE (con veintisiete diputados menos).

Ahora que en el PP se habla de renovación, están en boca de todos los líderes y las opiniones de los dirigentes regionales de Madrid (con siete diputados menos) y de la Comunidad Valenciana (con seis diputados menos). La aportación de diputados al PP de cualquiera de estas dos comunidades es significativamente inferior a la que hace el PP-A. La región que más aporta es un perpetuo convidado de piedra en esta aparente renovación.

La conclusión no puede ser otra que el peso que a Andalucía le dan sus numerosísimos militantes y sus grandes aportaciones a los dos grupos parlamentarios no se traducen en un peso político equivalente de Andalucía dentro de los dos grandes partidos. Parece que los andaluces, militantes y diputados, solamente están para hacer bulto, formar una parte disciplinada y sonriente de la mayoría interna de turno y para poco más. El Andalucismo que ambas formaciones dicen profesar no deja de ser pura retórica.

martes, abril 01, 2008

Se precisan más diplomáticos

El servicio exterior es una de las partes más importantes del Estado y a la vez una de las más desconocidas. Casi nunca salen noticias referidas al servicio exterior, pocas veces está en el debate político, ya que es víctima de lo que suele pasar en España: las instituciones fundamentales del Estado son dadas por obvio, dejadas a su inercia secular hasta que un día alguien se da cuenta que esa parte del Estado se encuentra a varios siglos tanto de los equivalentes en otros países como de otras partes del mismo Estado.

A través del servicio exterior España se presenta ante el mundo, se relaciona con otros estados, defiende sus intereses, adquiere conocimiento sobre la política de otros estados en lo que a España le pueda afectar, así como es el instrumento principal de participación en la adopción de instrumentos internacionales, especialmente en las organizaciones internacionales.

Una buena muestra de que el gobierno socialista sí ha gobernado en estos cuatro años es la actividad que ha existido en torno a la reforma integral del Servicio Exterior de España. Se ha culminado con un buen informe y un primer plan aprobado en Consejo de Ministros, al que seguramente seguirán normas reglamentarias, algunas legales, y unas serias aplicaciones presupuestarias.

El informe de las deficiencias del Servicio Exterior es demoledor. Se detectan problemas en los edificios, en las remuneraciones del personal, en la acreditación diplomática, en las comunicaciones de las embajadas, en la seguridad de éstas, en el tratamiento fiscal de los centros culturales en el exterior y una larguísima relación de cuestiones que hacen pensar que nadie ha querido hacer nada en este terreno en el último siglo. Con toda la humildad, quisiera hacer mis aportaciones, especialmente en aquello que creo que el informe de la Comisión no entra.

El número de diplomáticos españoles en el exterior es ridículo. No sé si la fórmula de incorporación a la carrera diplomática es la mejor o si bien sería conveniente crear diversos cuerpos o vinculaciones independientes del Cuerpo Diplomático. Lo que sí tengo claro es que tener pequeñas promociones de diplomáticos, según un sistema de selección demasiado rígido. Se desperdician talentos, que trabajan en otros sectores o para otras ramas de la Administración, para mantener un sistema de selección que más parece un generador de “títulos nobiliarios” para jóvenes excedentes.

Para acceder a la Escuela Diplomática, que es la puerta de ingreso al Cuerpo Diplomático, hay que superar una oposición de un temario muy variopinto en la que, lógicamente, los idiomas tienen un peso primordial. No preferiría que la Escuela fuera eso, una escuela que enseñara al que no sabe y no sólo una academia para adiestrarse en el funcionamiento de la profesión. Es preferible incorporar a un especialista el Derecho Mercantil y luego formarlo en Derecho Internacional e incluso en idiomas, que tener conocedores de todo un poco, pero de nada en profundidad.

Tiene que haber más diplomáticos. España no se puede permitir no tener una embajada abierta en cada país que tiene reconocido y las representaciones ante las Organizaciones Internacionales tienen que ser amplias, para poder desarrollar todas las funciones posibles. Ampliar el número de diplomáticos no debe ir en detrimento del supuesto elitismo académico de este cuerpo, sino precisamente lo contrario: hay que incorporar a buenos profesionales y especialistas en todas las ramas.

De la lectura del informe me preocupa que se quiera reformar el Reglamento de Cónsules Honorarios, porque da la impresión de que se quiere potenciar una figura que debiera ser residual. Los consulados son un servicio del Estado español a sus ciudadanos en el exterior o de viaje, pero también son un servicio en los países en los que están, servicios cada día más necesarios.

Hay que dedicar mucho dinero durante mucho tiempo, como a todo lo que se quiere que funcione bien. El dinero que se invierte en el Servicio Exterior no luce electoralmente o ante los medios de comunicación, pero para eso hemos elegido un gobierno que quiere hacer política. Este gasto hace mejor al Estado, porque al fortalecerlo exteriormente, se hace interiormente

Los sueldos de los trabajadores del Servicio Exterior deben ser buenos o un poco más que eso. Si queremos buenos profesionales, con una formación de primera línea, pero luego pagarles como trabajadores del montón, no tenemos derecho a quejarnos luego que se van casi inmediatamente de consolidar su posición a trabajar en empresas privadas. Es evidente que el Estado no puede competir con sueldazos de ciertas empresas, pero lo que no es recibe que casi cualquier oferta privada mejore espectacularmente cualquier sueldo del Servicio Exterior.

Informe de la Comisión.

Acuerdo del Consejo de Ministros.