miércoles, noviembre 29, 2006

Puertas frías, puertas calientes

Anoche descubrí un portal español de noticias sobre el Protestantismo en nuestro país. Me interesé en varios artículos de un pastor catalán llamado Jaume Llenas. Dice algo que es absolutamente verdadero y que él sólo aplica a las Iglesias Evangélicas, pero que es extensible a toda organización ideológica. Dice Llenas que se confunde la vida cristiana con la dedicación a la Iglesia, por lo que los evangélicos españoles pasan muchas horas en sus templos, con miles de actividades y pierden cualquier tipo de relación con personas que no tengan su misma confesión religiosa.

Las actividades expresas de extensión del mensaje religioso son lo que el autor denomina “puertas frías”, tomando una expresión de marketing, porque se desarrolla con personas absolutamente desconocidas. Se pierde por ello la oportunidad de tener “puertas calientes” y la capacidad de extender su mensaje religioso entre personas conocidas por otros motivos. Las organizaciones ideológicas acaban agazapadas sobre sí mismas, creando una sociedad aparte donde una persona puede encontrar un marco relacional completo desde su nacimiento hasta su muerte, pero ello aísla tanto a la organización como a sus componentes, dificultando definitivamente la comunicación externa, que se convierte única y necesariamente en comunicación institucional.

martes, noviembre 28, 2006

Resurreción maquiavélica

Hoy día medimos todo según los resultados inmediatos que nuestras acciones arrojan. Hemos creado cientos de indicadores numéricos y estandarizados con la única finalidad de ser objetivos en nuestras valoraciones. Sentimos una verdadera compulsión cuando van a salir estos datos de rendimiento. Somos el valor numérico que arroja el indicador de turno. Subir o bajar una décima justifica la existencia de todos los implicados. Los resultados se convierten en un absoluto. Maquiavelo resucita ocultamente bajo infinitas columnas de resultados. No debemos perder nunca la orientación de nuestras acciones. Las altas causas que nos guían. Somos lo que somos no para variar una centésima en unos resultados estandarizados, somos lo que somos para hacer realidad los sueños imposibles que gracias a la voluntad y a la sangre algunos se han hecho no sólo posibles, sino reales.

viernes, noviembre 24, 2006

Sedaciones terminales

El caso de las sedaciones terminales en el Hospital “Severo Ochoa” de Leganés, en la Comunidad de Madrid, ha saltado a los medios de comunicación. Es un caso realmente complicado y que puede caer en análisis superficiales. El Consejero de Salud de la Comunidad de Salud destituyó a los responsables médicos de las urgencias de este centro por lo que considera que sedaciones irregulares, que han podido acelerar el fallecimiento de determinados pacientes. Todo se inició con una denuncia anónima, que según parece procede de fuentes médicas de ese centro hospitalario, y hasta el día de hoy se han deducido tres querellas, aunque no está claro si son realmente querellas o denuncias ante el Juzgado o la Fiscalía.

La sedación en el caso de enfermos terminales que están cerca de la muerte es una práctica habitual, y todos saben que aceleran la muerte de alguna forma. Creo que no es relevante que una persona muera tres días antes de lo previsible, si de ésta manera se le ahorran sufrimientos innecesarios. Es preciso el consentimiento del paciente o de sus familiares. El problema surge cuando las sedaciones se han hecho no en un estado terminal muy avanzado o no teniendo en cuenta la voluntad del paciente o de los que la puedan expresarlo en su nombre.

Las investigaciones deben ser realizadas con serenidad. No se debe excusar porque se crea que el ahorro de los sufrimientos es un absoluto en manos de los médicos, pero tampoco se debe condenar porque se considere que cualquier acción que pueda acelerar la muerte es intrínsecamente inmoral, ya que cambia el momento de un acontecimiento “natural”. Creo que las sedaciones son necesarias, incluso si hay un cierto adelanto de la muerte, siempre con los consentimientos necesarios.

La profesión médica, con toda seguridad, es la más corporativista de las que tenemos en España. Los médicos se protegen sistemáticamente. Me llama la atención que hemos llegado al caso en los que los profesionales de la medicina ya no se protegen, sino que se dividen por un motivo de conciencia.

En este punto es cuando las normas jurídicas tienen que ser precisas y claras, además de expresar su necesidad. Un asunto tan importante como es la forma en la que una persona quiere que sean sus últimos momentos antes de la muerte no puede quedar al juicio moral individual de los facultativos que, por organización administrativa, le corresponde al paciente. Las normas deben proporcionar el procedimiento, proteger a los pacientes y a los médicos y dejar suficientemente claras cuáles acciones son tenidas por correctas y cuáles no.

miércoles, noviembre 22, 2006

Urbanita progre

El urbanita progre es una persona que o bien se ha criado ya durante el régimen democrático, o bien su adolescencia ya la ha pasado en este régimen. El urbanita progre, en su adolescencia, tuvo ideales comunistas, pero nunca militó en un partido de esta tendencia ideológica; en la actualidad tiene una ideología formalmente de izquierdas para temas sociales como la homosexualidad, pero liberal para temas económicos, especialmente en los relativos a los impuestos.

El PSOE no le gusta, IU le parece muy ordinaria, no encuentra un partido político que se le acomode, y añora el difunto Partido Democrático de la Nueva Izquierda (PDNI); otros desearían que Gallardón formase un partido de derecha que no lo pareciese. Tiene estudios superiores, licenciatura o doctorado, de humanidades o de ciencias sociales.

Lee literatura y también ensayos, aunque no en todos los casos, puesto que busca abstracción digestible en los semanales de los periódicos. Le gusta los pisos luminosos, aunque el tamaño no es importante, sí lo son las vistas y la localización. Se vuelven locos por los viajes, especialmente los de turismo cultural. Pueden tener pareja estable o no, pero su ideal es tener una amplia gana, sin compromisos. Exige calidad y suele ser un buen profesional. Le encanta los pequeños aparatos de tecnología. Ve la tele prefiriendo la digital.

El campo le gusta, pero siempre que esté domesticado, es decir, sin renunciar a ninguna de sus comodidades. En materia religiosa no es creyente católico, ni de ninguna otra confesión, aunque tiene cierta tendencia mística, siempre sin ningún tipo de renuncia personal.

martes, noviembre 21, 2006

Estar seguro y sentirse seguro

Una cosa es estar seguro y otra muy diferente es sentirse seguro. La percepción sobre la seguridad personal o colectiva puede ser opuesta y contradictoria con los datos objetivos. El pensamiento conservador ha hecho de la cuestión de la seguridad una de sus recursos inagotables a la hora de criticar la gestión de los gobiernos de izquierda. La izquierda tiene mala conciencia con el asunto de la seguridad, por lo que se dedica a la realidad de la seguridad, mientras la derecha que tiene ganada toda la credibilidad en este tema se emplea a fondo en aumentar la percepción de la credibilidad. La consecuencia es que en España la conciencia de seguridad normalmente es inversa a la seguridad real.

lunes, noviembre 20, 2006

El síndrome del asesor

(artículo publicado por la Oficina de Prensa del PSOE de Ceuta)

Existen determinadas profesiones que su mero ejercicio conlleva una exposición personal del trabajador hasta el punto de poner en peligro, en algunos casos, su integridad física, moral e incluso su vida. Estas profesiones tienen reconocido el riesgo de los que las desempeñan e incluso perciben compensaciones que intentan subsanar esta constante situación de peligrosidad.

El catálogo de profesiones de riesgo es conocido por el común de los ciudadanos. La Administración de la Ciudad de Ceuta va a aportar una nueva profesión a esta categoría laboral. El puesto de asesor del gobierno del Sr. Vivas se va a convertir en una profesión de riesgo, pero se preguntarán ustedes, ¿qué riesgo tiene ser asesor del Sr. Vivas? Muy sencillo, la posibilidad, ya concretada en tres ocasiones, de ser condenados por los tribunales penales. Comprendemos que sigan extrañados, pero permítannos justificarles esta afirmación.

El primer asesor que padeció el “síndrome del asesor” era conocido por el sobrenombre de “Güigüi”. Este miembro de “Nuevas Generaciones” del PP, donde se forman a los dirigentes populares del futuro, cometió un “delito de poca monta”, una cosita de nada, una gamberrada de chavalitos, consistente en un delito contra la salud pública, esto es, fue condenado por narcotráfico en la Audiencia Nacional. En el lapso temporal transcurrido desde que fue condenado a que la sentencia fuera confirmada por el Tribunal Supremo, fue elegido secretario general de “Nuevas Generaciones” del PP en Ceuta y nombrado asesor del grupo parlamentario popular en la Asamblea de la Ciudad. Sospechamos que el Tribunal Supremo confirmó la sentencia porque el pobre “Güigüi” estaba ya afectado por el “síndrome del asesor”, que indujo a los altos magistrados a enviarlo a conocer el presidio de primera mano.

Cuando la impresión por el primer caso de “síndrome del asesor” aún estaba viva, llegó la noticia del segundo caso, procedentemente nuevamente del Tribunal Supremo. En esta ocasión el afectado respondía al nombre de Chaib. Era otro “asunto menor”: provocar incidentes dentro del Palacio Autonómico que terminaron con un enfrentamiento con la Policía de la Ciudad. Entre los hechos que ocasionaron su sentencia condenatoria y la firmeza de ésta, Chaib dejó su formación política, el PDSC, y fue nombrado asesor del Sr. Vivas.

El último caso del “síndrome del asesor”, que ha disparado las alarmas entre este grupo profesional, y que ha permitido especular sobre la existencia de una posible epidemia, ha sido la condena de Juan Carlos Trujillo por las “consideraciones” vertidas sobre la persona de la secretaria general del PSOE en un foro de Internet. A pesar de que fue cesado como asesor semanas antes de celebrarse el juicio, el “síndrome del asesor” ya estaba dentro de él y no pudo librarse de la condena penal.

En unos pocos meses tres asesores del gobierno del Sr. Vivas han recibido una condena. Parece que la proporción no es despreciable y mientras tanto el Sr. Vivas sigue incólume, sin pestañear, sin decir “esta boca es mía” cuando sus más cercanos colaboradores han sido declarados culpables por la Justicia. Seguramente veremos una manifestación de asesores, en el Palacio Autonómico, exigiendo que se les pague un plus de peligrosidad. Esperemos que la epidemia no se propague ahora a través de las acequias jiennenses.

sábado, noviembre 18, 2006

El informalismo

(a petición y en honor de Jaume)

Las formas son los límites de nuestra conciencia que proyectamos en la realidad. Los límites no son ontológicos, sino hermenéuticos, es decir, son consecuencia de nuestra relación con la realidad, una relación culpable por aceptar unos límites autoimpuestos en la relación fáctica y existencial.

La Modernidad ha separado la conciencia humana de la realidad. La Modernidad ha destrozado nuestra relación con las cosas en miles de representaciones mentales, diciéndonos que nosotros y las cosas somos diferentes, que hay un abismo de las mismas dimensiones que el Platón introdujo entre lo sensible y lo eidético. En sus últimas consecuencias, la Modernidad y sus epígonos no son más intentos de reproducciones del Platonismo con un barniz de actualidad.

Los seres humanos hemos repudiado a la realidad. La Belleza era vista como algo externo, como un producto que el ser humano sólo puede imitar o reproducir torpemente. La Belleza era un a priori de la realidad, pero nunca un a priori humano. Lo humano es llevo cuando deje de ser humano, cuando se convierte en realidad, en naturaleza, en universo, porque el fondo del ser humano es una manifiesta incapacidad para ser creador de nada. El creador lo creó todo, nosotros hemos recibido el dudoso honor de ser imitadores de la creación.

La renuncia a las formas es también una renuncia a los límites y las fronteras entre la realidad y el ser humano. No aceptamos la división no porque queramos ser originales, ingeniosos o intrépidos, sino porque tenemos un vínculo radical con la verdad de las cosas y no con la verdad del conocimiento. La separación es falsedad, la categorización no es más que otorgarle sinónimos a la palabra “mentira”. La creación no está concluida, todo lo contrario, la creación no ha empezado, porque es el ser humano no sólo el hacedor de la realidad, sino sobre todo el único generador de la Belleza.

La creación de la Belleza no es una actividad de la conciencia, es una actividad del ente que radicalmente somos, del ente deviniente e indeterminado, informalizado y sólo falazmente formalizable. Así lo que somos y lo que es la realidad conforman un rito de procreación, lascivo y primigenio, cuyo vástago es la reproducción en Belleza de ellos mismos.

Sobre el celibato

El diario “El País” ha dado una noticia que para mí es sorprendente y no sé si responde a la realidad: Benedicto XVI ha convocado una cumbre en el Vaticano para examinar el celibato sacerdotal y las alternativas que se plantean. La redacción de la noticia invita a pensar que el Papa se está planteando el derribo controlado del celibato sacerdotal estudiando la readmisión en el ejercicio del sacerdocio a quiénes lo dejaron para poder casarse o habiéndolo dejado contrajeron posteriormente matrimonio. Soy escéptico sobre este tema, pero si hay una ocasión para modificar el celibato sacerdotal es éste, con un Papa con preparación intelectual y de cuño marcadamente conservador, ya que comenzará por la vía de excepción para hacer de ésta la normal. La noticia ha cambiado y ahora, como era de esperar, la Curia Romana ha señalado la necesidad de “una sólida formación humana y cristiana” para los seminaristas ante el análisis de los casos presentados de solicitud de reducción al estado laical.

Puede que esta sea una buena ocasión para pensar sobre el celibato de los sacerdotes. Creo que en primer lugar he de empezar aclarando dos extremos, uno terminológico y otro que es claro pero que se olvida con demasiada frecuencia. La aclaración terminológica hace referencia al término celibato, que significa soltería, es decir el estado que se le exige a los sacerdotes católicos del rito latino es el soltería.

Lo que se olvida es que todos los que han optado por ejercer el sacerdocio dentro del rito latino de la Iglesia Católica sabían que esto era así y lo han aceptado cuando pidieron ingresar en un centro de formación sacerdotal y pidieron ser sacerdotes como miembros de alguno de los institutos de vida consagrada existentes. Nadie puede quejarse de que no fue advertido de que era necesario ser célibe para poder ser ordenado sacerdote.

El asunto es si el sacerdocio en el rito latino debe o no debe seguir condicionado al celibato. Como todos deberíamos saber el sacerdocio no es una característica esencial del sacerdocio, ya que en la mayoría de los ritos católicos orientales el hecho de estar cansado no es un impedimento para poder ser ordenado. Se arguyen razones de carácter espiritual y de carácter pragmático para mantener el celibato obligatorio.

Las razones de carácter espiritual residen en la consideración de que el sacerdote actúa in persona Christi en la celebración de los sacramentos en los que él es el ministro (especialmente en la Eucaristía); al situarse en el lugar de Cristo es mejor símbolo alguien que sea célibe como él lo fue. La Historia relativiza este argumento porque sabemos por los textos sagrados que buena parte de los apóstoles estuvieron casados y ellos sí fueron elegidos personalmente por Cristo, quién no vio en su matrimonio ningún obstáculo insalvable para su seguimiento y la proclamación del Evangelio. Hay razones teológicas fuertes contra el celibato, pero lo dejaremos pero ocasión más propicia.

Las razones pragmáticas son más o menos confesables. Las razones confesables se pueden concentrar en una sola proposición: el sacerdote célibe puede dedicarle todo el tiempo a su ministerio y sin tenerse que dividir entre el ministerio y la atención a la familia. Lo de la atención a la familia es un eufemismo para no hablar de la necesidad de cobrar un sueldo decente como sacerdote para no tener que trabajar como seglar porque un sueldo de sacerdote por sí mismo (sin complementos) no da para mantener una familia y que la Iglesia tendría que buscar recursos para ellos y sus familias si quieren que tengan una dedicación exclusiva.

El otro argumento pragmático es más sibilino y de raigambre psicológica. Un célibe tiende a encerrarse en un marco de relación de iguales, por lo que la mayoría de los amigos de un sacerdote son sacerdotes, de forma que sus referencias en la amistad y en donde reposar en los momentos duros son eclesiales. Todo lo demás es soledad y desamparo. Si el sacerdote tuviera su propia familia tendría un marco afectivo no necesariamente eclesial, lo cual le otorgaría una independencia e higiene psicológica poco conveniente.

jueves, noviembre 16, 2006

El silencio del filósofo

No soy la persona más adecuada para hablar del silencio del filósofo, ya que ni tengo la petulancia suficiente para denominarme filósofo, ni puedo decir que estoy silencioso ya que castigo al que visita mi blog con todo tipo de ocurrencias. La primera vez que escuché la expresión “silencio del filósofo” lo hice en una conferencia de Diego Gracia sobre Xavier Zubiri. La empleó para definir el lapso temporal que transcurre entre la publicación de Sobre la esencia y la trilogía sobre el conocimiento, casi veinte años. El silencio del filósofo sería ese periodo, por necesidad largo, en el que el pensador se ahoga dentro de toda la historia del pensamiento y de la ciencia, hasta hacerse una con ella, de forma que las reflexiones surgen al ver las limitaciones de las respuestas a las preguntas fundamentales de la Filosofía.

El silencio no quiere decir que el filósofo no escriba (de hecho Xavier Zubiri escribió miles de páginas durante estos años), sino en que no da a conocer al público sus pasos y sus nuevas averiguaciones, porque no se encuentra totalmente convencido de ellas y está adquiriendo la madurez suficiente para conocer lo poco que conoce. El silencio, cuantitativamente, es un periodo de una extensión variable dentro de cierta prolongación y que podemos reconocer en casi todos los grandes pensadores. Muchas veces el silencio sigue a la primera publicación, con la que el pensador piensa dar la vuelta al pensamiento y que lo único que logra es dar la vuelta a la idea que el aspirante a pensador tiene de sí mismo. Otras veces es una terrible cesura durante el periodo de madurez, consistente en un replanteamiento radical de las respuestas que se tenían hasta entonces como válidas. Sea como sea, el silencio es la tierra en la que crece la Filosofía y puede que ésta sea la labor más costosa en lo personal que la Filosofía exige a sus cultivadores.

miércoles, noviembre 15, 2006

Anónimos e idiotas

Los griegos consideraban que una persona “idiota” no era una persona con cualquier tipo de disminución de sus capacidades intelectuales, sino que para ellos un idiota era un individuo particular, una persona considerada sólo en cuanto tal y no en relación con la comunidad de seres humanos en la que vivía. En este concepto se entiende que Aristóteles dijera que el ser humano era esencialmente un ser social o político y que el que estuviera fuera de la vida social era porque o bien era un dios o bien era una bestia.

La sociedad de masas y la condición postmoderna, que genera una mentalidad o filosofía ambiental (en palabras de Kant), nos invitan a llevar una vida particular, a crear microsociedades en las que escondernos del resto de la sociedad, que consideramos implícitamente hostil y ajena. El anonimato social es la consecuencia necesaria de esas microsociedades, de esos intentos de crear el paraíso en el interior de casas bien aseguradas por puertas blindadas. El mundo de nicks que Internet proporciona es la mejor expresión de esas personas anónimas que queremos salir de nuestro fragmento y decir lo que piensan, aunque no nos atrevemos, salvo honorables excepciones, a identificarnos.

En una sociedad que no es una sociedad, sino una sucesión de microsociedades inarticuladas y aisladas, el paso de romper el anonimato, de decir éste soy yo y así pienso, a quién le duela, es un gesto casi heroico y muchas veces mirado con sospechas. Sólo los que asumen ser héroes, poetas y reyes (parafraseando a Nietzsche) pueden decir que ellos no son idiotas. A los demás sólo nos queda reconocer nuestra idiotez con honestidad.

La Espantada del Derecho Administrativo

A principio de la década de los ochenta el administrativista Manuel Clavero denunció el fenómeno que él calificó de “Huida del Derecho Administrativo”. Este fenómeno consiste en la actuación de las administraciones públicas a través de los mecanismos del Derecho Privado, preferentemente del Derecho Mercantil, con la finalidad de saltarse los controles administrativos, especialmente los referentes a la contratación. La denuncia de poco ha servidos dentro de las Administraciones Públicas, pues todas han buscado alguna forma ingeniosa para saltarse las escasas reacciones legislativas y jurisprudenciales que ponían levísimos obstáculos.

La situación actual ya no puede ser calificada de “Huida”, sino de una verdadera “Espantada del Derecho Administrativo”. La calificación entre el sector público y el sector privado ya no es difusa, sino prácticamente imposible de determinar. Singularmente en algunas áreas, la tendencia a la externalización de servicios y a entregar determinados servicios en determinadas “agencias privadas especializadas” ha provocado que ingentes cantidades de dinero anden al servicio de entes que normalmente defienden una ideología, sea la que sea. Los especialistas en Derecho Público mantienen ahora una definición contable, y no estrictamente jurídica, para definir qué es el sector público, y esa definición incluiría a muchas de esas agencias privadas, que mantienen una doble y contradictoria identidad: ser privadas y gestionar recursos públicos.

Siempre he sido defensor, y lo sigo siendo, de una neta separación entre lo público y lo privado, esto es, algo es público o privado, no siendo admisibles categorías intermedias, por lo que siempre he detestado incluso a las llamadas empresas públicas. La vergonzosa Ley General de Subvenciones de 2003, muy propia de la ideología falsamente liberal del gobierno de ese momento, que establece el cien por cien de la actividad como límite de la subvención, ha dado la posibilidad de contratar servicios con “agencias privadas”, esquivando la contratación pública, a cambio de los contratos laborales del personal elegido según criterios privados y no públicos, a pesar que el dinero que les paga es público. De la justificación de la existencia de subvenciones ya hablaré más adelante.

lunes, noviembre 13, 2006

Aspirantes a dictador

Los aspirantes a dictadores se presentan ante los ciudadanos como seres perfectos, cuasiangélicos y con una misión mesiánica en sus vidas. Al principio pueden tener adeptos entre muchas personas interesadas en la buena marcha de las cosas. A partir de entonces comienza el arte del mago callejero, porque se solucionan problemas que nadie había podido solucionar antes, pero son soluciones falsas, aparentes, ya que lo que hacen es esconder los problemas debajo de las alfombras. Se presentan como geniales gestores, cuando no son otra cosa que especialistas en decorados externos y acosos internos contra todo el que conozca la verdad y tenga la ocurrencia de decirlo públicamente.

domingo, noviembre 12, 2006

El siguiente paso de los demócratas estadounidenses

Volvamos a la política norteamericana. El Partido Demócrata tiene ahora un gran reto después de su victoria en las elecciones legislativas del pasado martes: elegir un buen candidato a la Presidencia de los Estados Unidos.

No me cabe duda de que los republicanos van a elegir a un candidato fuerte con un discurso monolítico. De la tendencia de los demócratas no me fío tanto, ya que tienen que elegir a un candidato que le dé tranquilidad a la mayoría de los votantes, aparque las reivindicaciones de determinadas minorías y se dedique a los problemas verdaderamente sociales de la mayoría (todo lo contrario a John Kerry). Sólo de esta manera podrán los demócratas tener opción a derrotar a los republicanos en la próxima campaña presidencial y culminar lo que han empezado en estas elecciones legislativas.

La ciencia ficción y su aportación a la temática literaria

La “ciencia ficción” es, atendiendo al tema, unos de los géneros propios de la Literatura Contemporánea, naciendo en el siglo XIX y llegando con mucha fuerza hasta el actual siglo XXI. La “ciencia ficción” tiene por objeto una realidad muy anclada en el tiempo, que no puede ni ser la pasada ni la presente y tiende a localizar sus tramas en lugares del universo diferente a nuestro planeta. Durante una buena etapa, la “ciencia ficción” ha tenido una perspectiva optimista respecto del futuro de la especie humana, pero la toma de conciencia de los problemas actuales y de su proyección en los tiempos venideros.

A mi entender el principal problema que tiene el género de la “ciencia ficción” consiste en que no es más que una proyección de la realidad que se vive, incluso la realidad histórica. Se adaptan los diversos temas que se dan en la literatura pero se ambienta en un momento futuro y en un mundo o en unos mundos que pueden ser diferentes al nuestro. La “ciencia ficción” al desarrollo literario ha aportado una localización espacio temporal nueva, el futuro, pero no ha contribuido en nada a la temática literaria.

sábado, noviembre 11, 2006

Reflexiones sobre el sistema político y social de los Estados Unidos

El día siguiente a que los demócratas norteamericanos se hicieran con el control, al menos numérico, de las dos cámaras del Congreso de los Estados Unidos, los medios de comunicación españoles han señalado las debilidades que este control tiene, pues la concepción de “partido político” no es la misma en Europa que en los Estados Unidos. Allí, aunque cuenten con el apoyo económico del partido, los congresistas y senadores son los que recaudan la base sustancial de sus fondos de campaña, así como son los que le proponen su programa a los electores de su distrito o estado. Además, en el caso del Partido Demócrata hay que tener en cuenta que en los estados del sur del país tienen una fuerte base de voto blanco, tradicionalmente demócrata, conservador para la evolución social pero consciente de los problemas sociales.

Las tendencias admisibles dentro de los dos grandes partidos son tan grandes que en muchas ocasiones por su discurso no se puede diferenciar a qué organización política pertenece determinado miembros del Congreso. El sistema político norteamericano tiene la ventaja para el político que no tiene que violentar su conciencia por pertenecer a uno u a otro partido, que no está sometido a una estricta disciplina de voto.

Los aspectos negativos del sistema afectan al miembro del Congreso como para el Ejecutivo. Los congresistas tienen que recaudar ingentes cantidades de dinero para poder financiar sus costosas campañas electorales y así tener la oportunidad de ser reelegidos, lo cual es acuciante en los que pertenecen a la “Cámara de Representantes” que son renovados bianualmente. En lo tocante al Ejecutivo la articulación de políticas globales es una constante negociación con los congresistas de los dos partidos, que en muchas ocasiones o descafeínan o reciben contraprestaciones locales (lo que en España se llama “enmiendas de campanario”) que hacen muy difícil llevar a cabo políticas de transformación social. Esto último no es un problema en los Estados Unidos, ya que como país liberal que es, la sociedad tiene que ir por delante del Estado y no ser el Estado el que provoque cambios que la sociedad no quiera o haya realizado ella misma por sus propios medios.

Sobre el corporativismo

El Diccionario de la Real Academia Española define corporativismo como “la tendencia abusiva a la solidaridad interna y la defensa de los intereses del cuerpo”, dentro de “un grupo o sector profesional”. El corporativismo es una enfermedad social que padecen prácticamente todos los grupos profesionales, aunque en algunos es ya una patología grave. La vinculación moral a la verdad y a la corrección es ignorada para defender la actuación de algunos componentes de ese cuerpo, que no siempre son los más ejemplares, por miedo a que se generalice el comportamiento de esos miembros en la totalidad del cuerpo o grupo.

El corporativismo es un vicio de los grupos y cuerpos profesionales españoles, un vicio que nos acompaña en la historia, como también lo hace la envidia, pero que también es respuesta a la generalización hacia la que los españoles tendemos, aplicando el comportamiento de unos pocos a todos con el refrán de que cuando el “río suena, agua lleva”. La existencia del corporativismo es primariamente responsabilidad de los miembros y grupos y corporaciones, que alimentan las especulaciones con un secretismo enfermizo (“la ropa sucia se lava dentro”) y se ganan una mala imagen con el apoyo incondicional a elementos vergonzosos, pero el conjunto de los ciudadanos también tenemos nuestra buena parte de responsabilidad.

viernes, noviembre 10, 2006

Sobre los colegios profesionales

El artículo 36 de la Constitución Española de 1978 es posiblemente la única norma de nuestra norma suprema que realiza una aportación única al Derecho Constitucional Comparado, ya que antes de ese precepto en ningún Estado se había constitucionalizado la existencia de los colegios profesionales, posiblemente porque no se había visto la necesidad de hacerlo. Ésta es una muestra más que la Constitución Española de 1978 intentó que todos los sectores tuvieran su ámbito de protección constitucional y así esclerotizó la sociedad por muchos años, bloqueando la transformación social, incluso la que se intentaba operar a través de leyes aprobadas por las Cortes Generales, ya que el techo de la inconstitucionalidad está realmente bajo.

El texto del artículo 36 no distingue entre el ejercicio profesional privado y el realizado en el ámbito público, sólo se refiere al “ejercicio de las profesiones tituladas”. La justificación fáctica de los colegios profesionales es que los propios profesionales son los que se encargan tanto del registro de las personas habilitadas para el ejercicio de la profesión, para la cual se requiere un título universitario, la regulación de este ejercicio y la posibilidad de imponer sanciones a los profesionales que no cumplan con las normas que regulan la profesión. Es fácil y tópico decir que los colegios profesionales son los continuadores de los gremios, pero en este caso no de trabajadores manuales y artesanos, sino de las profesiones liberales.

Las facultades públicas que tienen los colegios profesionales tienen su sentido cuando estamos hablando del ejercicio privado de esas profesiones. Considero que si los propios profesionales pueden organizar un sistema que evita al Estado un gasto, es conveniente seguir con éste, a pesar del corporativismo o de la utilización ideológica que los colegios profesionales generan. Lo que no tiene sentido ninguno es que se dupliquen dos sistemas de regulación, el estatal y el corporativo, cuando un profesional ejerce su profesión como funcionario o empleado dentro del marco regulativo y disciplinario de las administraciones públicas. Dado que las administraciones ni pueden ni deben ceder el régimen de trabajo y disciplinario de sus funcionarios a entidades externas, hay que pensar que cuando un profesional trabaja únicamente al servicio de las administraciones, deberían ser eximidos de la colegiación, como ya se hizo con los abogados del Estado (Ley 52/1997, de 27 de noviembre, de asistencia jurídica al estado e instituciones publicas).

También cabe preguntarse por la proliferación de colegios profesionales que se está produciendo, especialmente en las cámaras legislativas autonómicas, que no cesan de aprobar leyes de creación de nuevos colegios profesionales, quizá para tapar la escasa labor legislativa que tienen. Muchas de las profesiones tituladas para las que se crean nuevos colegios profesionales son de casi exclusivo ejercicio dentro de la administración pública, como es el caso de los trabajadores sociales. Para los pocos casos de ejercicio privado o bien la administración pública podría encargarse directamente o bien se podría crear colegios profesionales genéricos para amplios sectores profesionales.

Esthetica comitia

La imagen y la configuración de la imagen para tener incidencia en las personas que vean o puedan ver esa imagen son un elemento fundamental de la cultural en la que vivimos. La vista no es sólo el sentido más importante de nuestro conocimiento, sino que se ha convertido en la clave de dominio en todos los niveles. La política y en especial las elecciones se han transformado en un proceso de imagen, de venta de un producto, en el que el candidato no sólo ha de tener determinada retórica, proponer soluciones a los problemas de los ciudadanos y generar confianza, sino sobre todo poseer una imagen grata a los futuros votantes.

La imagen necesariamente no tiene que ser la más bella sino la más grata, como ya he elegido. Una imagen grata es aquélla que capta la atención de los demás y responde a los deseos, los más superficiales o los más profundos, de las personas. Los comicios son una cuestión estética (esthetica comitia) en los que lo determinante es la apariencia sensible que se muestra y no tanto la estrategia política de los dirigentes políticos y de sus asesores de campaña. En nuestro tiempo un candidato debe prestar más atención a la imagen que al mensaje, a la cadencia de los colores que viste que a la cadena de sus ideas, dándoles prioridad a los asesores de imagen frente a los asesores técnicos.

Dentro de unos meses comienza el año 2007, año electoral ya que tendremos elecciones municipales y autonómicas en la mayoría de las regiones, pero solamente son la antesala, el aperitivo a las elecciones generales de 2008 en las que todas las fuerzas agotarán sus recursos hasta la extenuación con el fin de seducirnos con su imagen.

jueves, noviembre 09, 2006

Las reformas constitucionales informales

Uno de los temas clásicos de cualquier tratado de Derecho Constitucional es la diferencia entre la constitución material y la constitución formal, entre la realidad y lo que las normas dicen sobre cómo debería ser esa realidad. Ha habido teóricos que han afirmado que las constitucionales formales, si quieren ser verdaderamente efectivas, deben adaptarse a la constitución material de su Estado. Paralelamente también existe la tendencia de intentar cambiar la realidad por medio de las normas jurídicas.

La conclusión como casi siempre tiene que ser ecléctica. Las normas jurídicas, como son las constitucionales, no pueden alterar totalmente la realidad en la que tienen existencia jurídica, aunque si las normas constitucionales van acompañadas de una voluntad política forme pueden modificar la faz de la sociedad, si bien en un espacio prolongado de tiempo.

Toda esta disquisición teórica tiene un punto débil, que es la concepción de la constitución material, de la sociedad o realidad en la que se asienta la constitución formal, como un ente estático y que no deviene. En el otro extremo nos encontramos con el mismo hecho, que las normas constitucionales formales devienen y sólo, tantos dentro de su formalidad (por medio de las reformas constitucionales) como informalmente, por medio de las costumbres constitucionales y de la jurisprudencia de los tribunales.

El cambio social ha sido estudiado, con mayor o menor acierto por los sociólogos, como la reforma constitucional es uno de los objetos preferidos de deseo de los constitucionalistas. Seguidamente nos referiremos a las categorías intermedias: las costumbres y la jurisprudencia, sin afán de novedad porque hoy en día decir algo nuevo es realmente un deseo casi irrealizable.

La puesta en marcha de una determinada organización de un Estado no se acaba con la aprobación, promulgación y entrada en vigor del texto constitucional. Hay que ponerlo en marcha y ello se hace por medio de una cantidad ingente de normas legislativas y reglamentarias. Todo ello genera con conjunto de prácticas que van más allá de lo preceptuado, una forma de hacer las cosas, de componer los órganos directivos más importantes y de considerar, ordenar y calificar la importancia de cada uno de los elementos insertos dentro del diseño constitucional. La forma en la que se van concretando las acciones más concretas en las que se materializan los grandes planes normativos es, generalmente, establecida en un inicio y continuadas como hilo conductor para que las cosas marchen al menos como han empezado.

La extensión más allá de los Estados Unidos de la revisión judicial de las leyes (judicial review of laws), incluso a través de órganos especializados, erigiéndose órganos jurisdiccionales (los tribunales constitucionales). Toda norma que desea pervivir en el tiempo está condenada a la generalidad o al fracaso, y es la jurisprudencia la que concreta la generalidad en los casos concretos, creando toda una interpretación que conforma, modula e incluso modifica la dicción literal de la norma constitucional.

La principal función de la jurisprudencia no es ninguna de las antes enunciadas, sino que es mantener a la realidad y a la norma constitucional en un terreno suficientemente común, ya que las normas son fruto de su época y tratan de responder a una realidad concreta, de forma que si la realidad varía la constitución puede quedar desencajada, en palabras de García de Enterría. La jurisprudencia evita los desencajes, de mil maneras, pero hace que las normas permanezcan vivas por muy conservadores de otros órdenes sociales que sean sus miembros, porque si saben que si sociedad y constitución se divorcian, no cae la sociedad, sino la constitución.

Como conclusión he de subrayar que las constituciones devienen como la sociedad en la que existen, aunque puede que su paso sea un poco más lento, no pueden permitirse el lujo de no tener ningún enganche social. Cuando se percibe el peligro de desenganche o hay una revolución jurisprudencia o en las costumbres constitucionales o se asiste al surgimiento de un nuevo poder constituyente.

La Pedagogía es una pseudociencia

La Pedagogía es una pseudociencia, esto es, un conocimiento con apariencia de ciencia pero que lo único que tiene de ciencia es esa apariencia. Alguien podría preguntarme legítimamente por la base de mi afirmación, por las razones que la amparan. Intentaré exponerlas.

Un elemento común que se acepta en la Filosofía de la Ciencia como definitorio que lo que es la ciencia es que la experiencia es la forma de contrastar las teorías que se formulan. En las demás ciencias hay teorías que fracasan y otras que triunfan en la contrastación, pero en la Pedagogía nunca hay fracasos, todas las contrastaciones salen como estaba previsto. Algo muy sospechoso, cuando menos. Suponiendo que la contrastación confirma la teoría, hay que preguntarse si la contrastación ha sido llevada a cabo correctamente, si se han generalizado muestras demasiado concretas o si la propia forma de contrastar está mediatizada por elementos externos a la teoría, como es la satisfacción del investigador.

En cualquier ciencia el paso desde lo experimental a lo real es delicado, y muchas investigaciones han muerto en este punto. En cambio los pedagogos piensan que si la realidad no da los mismos resultados que los que debieran dar según sus teorías es porque la realidad es errónea, ya que ellos están dotados de la cualidad divina de la inerrancia. Cuando una teoría no funciona en la realidad que debiera ser operativa es que la teoría es errónea. Toda la Pedagogía moderna se puso en práctica con la LOGSE, todo ese poso de sabiduría almacenado en las cátedras universitarias pudo matar al sistema imperante. El resultado ha sido un monstruoso desastre educativo, que desacredita todas las teorías y no vale poner la culpa en los profesores, alumnos, padres o autoridades educativas: eso habría habido que tenerlo en cuenta antes, cuando se formula la teoría, cuando aún es una hipótesis.

El mismo objeto de la Pedagogía cae en un absurdo lógico, ya que si su objeto es la acción de “enseñar”, hay que indicar que enseñar es una acción transitiva. Siempre se enseña algo. “Enseñar a enseñar” no salva el absurdo, sino que cae en uno nuevo, el tan temido regressum in infinitum. Para enseñar cómo se enseña algo, hay que saber bastante de lo que se quiere enseñar, no siendo posible una ciencia formal, porque las ciencias formales se refieren a objetos que no pertenecen a la realidad empírica, y enseñar es algo que entra dentro del ámbito de la experiencia.

Permítaseme terminar con una falacia ad homines como respuesta a una ciencia tan falaz como la Pedagogía. Quisiera preguntar que si los pedagogos son especialistas en enseñar, cómo es que ellos tan pocas clases o ninguna, cuáles son los motivos de esa aversión a las aulas llenas de alumnos adolescentes. Deben haberlo aprendido en sus facultades.

Los profesores son seres humanos y no torturadores de alumnos

Hoy cientos de profesores se han manifestado en la plaza de San Jaime, de Barcelona, para denunciar su indefensión dentro del aula. La situación es la misma desde hace varios años, desde que los pedagogos decidieron implantar la LOGSE y convertir los centros de enseñanza en edificios de almacenamiento de alumnos, con los instrumentos de la promoción automática y la bajada generalizada de los niveles de exigencia.

Se ha convertido al profesor en el culpable de todo: de la indisciplina porque no sabe hacerse con los alumnos, de la desmotivación porque no sabe enseñar, de los suspensos porque no sabe explicar y su nivel de exigencia no es el adecuado a las capacidades del alumnado. La enseñanza pública, de camino, se ha convertido en un vertedero social porque la misma administración no para de hacerle continuas concesiones a la enseñanza privada, dejándole a los alumnos más motivados y a los padres más preocupados, teniendo que acarrear la enseñanza pública únicamente con la marginación y los problemas sociales.

No todos los profesores son buenos. No todos los profesores tienen interés por su trabajo. No todos los profesores se preocupan por las necesidades de sus alumnos. No todos, como en ninguna otra profesión. Pero esto, si bien es cierto, no ha llevado a que ninguna otra profesión sea vilipendiada, abandonada y castigada. A cargar con todas las culpas porque disfrute de determinadas vacaciones (que se deducen de los emolumentos de los funcionarios de su categoría, eso sí).

Si a las administraciones educativas les preocupa en algo la educación, deberían preocuparse por los profesores, por reforzar su seguridad y por pensar que los profesores no se dedican a perseguir a los alumnos. Los profesores no son sádicos, y si alguno lo piensa, debe repasar sus traumas infantiles y juveniles, y si lo hace en presencia de un profesional de la psicología o de la psiquiatría será mejor. Pero lo que no se puede permitir es que el trauma de unos pocos se convierta en el modelo para todos.

Hay que reforzar la autoridad, el principio de veracidad de los funcionarios públicos en el ejercicio de la potestad sancionadora y la credibilidad de la enseñanza en general. Por defender el derecho a la educación de los que no lo quieren, se viola el derecho a la educación de los demás alumnos, por no hablar de los daños a la integridad física o moral de los profesores.

miércoles, noviembre 08, 2006

En el Consejo General del Poder Judicial no hay tránsfugas

El otro día el diario “La Razón” publicaba en su primera plana un titular en el que calificaba de tránsfugas a los dos vocales “conservadores” del Consejo General del Poder Judicial que votado por el rechazo del recurso de alzada presentado por un juez contra la decisión de no admitir la objeción de conciencia por parte de los jueces en la celebración de matrimonios homosexuales.

Para comenzar he de indicar es lo inapropiado del término “tránsfugas” que utiliza este periódico. Este término se ideó para los concejales y parlamentarios que abandonan el grupo por cuyas listas habían sido elegidos para pasar a ser independientes dentro del grupo mixto. Deberían saber en este periódico que a los vocales del CGPJ lo eligen los jueces y no pertenecen a ningún partido ni están sometidos a ninguna disciplina de voto.

Continuaré indicando que la objeción de conciencia no tiene cabida en nuestro ordenamiento constitucional ya que está restringida a circunstancias muy concretas, como eran las referidas al desaparecido servicio militar obligatorio y es principio general del Derecho que los privilegios son de interpretación restrictiva, esto es, constituyen un numerus clausus. Ya resolvió el Tribunal Constitucional que no cabía plantear una cuestión de constitucionalidad cuando se ejercía como encargado del Registro Civil, ya que esta función no es jurisdiccional sino administrativa.

La segunda descentralización. Ese timo

Existe desde hace tiempo una tendencia política, que más parece un lema publicitario, a favor de la “segunda descentralización”. Aclaremos cuestiones. La primera descentralización sería la que se ha producido durante el proceso autonómico, según los que mantienen esta tendencia. La descentralización que se tendría que hacer debería tener como protagonista a los municipios, sobre la idea de que los municipios son la administración más cercana a los ciudadanos y los que mejor pueden disponer de los recursos, ya que son los que mejor conocen las necesidades dentro de su término.

Ésta es la parte positiva o la cara amable del municipalismo. Echemos una mirada al “reverso tenebroso”. La cercanía de los ayuntamientos hace que las redes clientelares sean más fáciles de tejer que desde administraciones más alejadas; los municipios no tienen ni invierten en los recursos técnicos para conocer la realidad de una forma rigurosa y objetiva, ya que el único conocimiento que da la cercanía es la que puede tener cualquier vecino; la articulación de políticas regionales y nacionales se tornarían en imposible ya te tendrían que la división de los núcleos de decisión, así como el enfrentamiento entre los intereses de los distintos municipios (que necesariamente tienen que ser opuestos) paralizaría cualquier decisión si de ellos depende (¿qué municipio querría el vertedero de la zona?).

Estos son unos argumentos que son independientes de la gestión concreta que se da en nuestros ayuntamientos, pero la realidad que estamos viviendo destroza cualquier posibilidad de otorgar la más mínima credibilidad a la “segunda municipalización”. Este año hemos asistido a la primera disolución de una corporación municipal, los escándalos urbanísticos, la no siempre clara política de personal y las sombras que se ciernes sobre las contrataciones administrativas.

Es cierto que los municipios prestan muchos servicios y tienen una financiación muy escasa, tanto directa como por vía de las transferencias de otras administraciones. Este problema debe solucionarse, pero la segunda descentralización no es la solución, sino un agravamiento, ya que se multiplicarían los órganos municipales, se lanzarían a prestaciones insostenibles financieramente, imposibilitaría cualquier política coherente que supere lo municipal, además de ser el mejor vehículo para el clientelismo y el caciquismo que permanece en nuestras ciudades y pueblos.

Elecciones legislativas en los Estados Unidos


En el día de ayer se celebraron elecciones legislativas, estatales, municipales, judiciales y administrativas. Ya hay resultados definitivos para la Cámara de Representantes, que ha pasado de dominio republicano a dominio demócrata. Aún quedan por resolverse dos escaños senatoriales, que pueden modificar también el juego de mayoría y minoría dentro del Senado. Igualmente los demócratas han triunfado en lo que afecta a los gobernadores de los estados. Si se confirman estos datos y, en especial, si el Partido Demócrata gana los dos senadores en juego, se volcará la mayoría republicana en las cámaras legislativas, persistente desde las elecciones legislativas de 1980, que coincidieron con las presidenciales de las que Ronald Reagan salió elegido.

En el censo electoral de los Estados Unidos los ciudadanos tienen una posibilidad increíble para los europeos, que es la de registrarse como miembro de un determinado Partido. Se notan los siglos de democracia. Esto también permite pensar que en los Estados Unidos pertenecer a un partido es algo parecido a lo que en España es ser de un equipo de fútbol o de otro: prácticamente se nace con la pertenencia a un equipo. En Estados Unidos se es republicano o demócrata desde el nacimiento, por eso en ambos partidos existen tendencias centristas (que en España sería de centro-derecha) que no permiten distinguir las políticas llevadas, defendidas o propugnadas por cada uno de los dos grandes partidos.

Por la forma en la que se han estado dando, en España, las noticias sobre las elecciones norteamericanas parece que los electores han dado un vuelco izquierdista a las cámaras legislativas federales. En aquel país las diferencias son de matiz y sobre todo de oposición al otro partido y, en este caso, a su líder, que es el actual Presidente. Bush tendrá ahora las cosas más difíciles, ya que el Congreso norteamericano tiene un papel secundario en la política de los Estados Unidos, que sistema presidencialista paradigmático encarga al Presidente la dirección y el liderazgo de la vida política.

martes, noviembre 07, 2006

Los militares son funcionarios, sólo eso

La preponderancia del ejército en Ceuta no tiene cabida en una sociedad moderna. Los militares quieren un protagonismo que cree que le corresponde dentro de la sociedad ceutí por la misión que realizan de defensa del territorio, aunque sea por su presencia disuasiva. Los militares son profesionales, esto es, cobran un sueldo por el trabajo que desempeñan y gozan de una serie de beneficios, especialmente los descuentos en el transporte marítimo (2€ cuando a un residente civil le cuesta unos 14€).

A la cabeza de la parafernalia y del protagonismo se encuentra el Comandante General, es decir, el director provincial del Ministerio de Defensa en Ceuta, que es su verdadero rango administrativo. Los militares garantizando la seguridad y, llegados el caso, la defensa de Ceuta no hacen nada extraordinario, sino cumplir con el trabajo por el que el Estado les paga puntual y generosamente, como el resto de los funcionarios públicos en Ceuta que no reclaman su presencia y protagonismo en todo lo importante que se da en la ciudad.

A los militares no hay que agradecerles más que a los maestros que enseñan a los niños a leer y a escribir, que a los sanitarios que curan las enfermedades de los ciudadanos, que a los empleados de la limpieza que intenta mantener decentes las calles o que a los bomberos que se juegan su integridad física con mucha asiduidad.

Empresa pública de traducción y edición

Puede gustar o no gustar en absoluto, pero el inglés se ha convertido en la lengua internacional y prácticamente única en el mundo científico. Lo que se publica en inglés en el mundo de la ciencia (entendida en el sentido de Wissenchaft) no existe. Traducir no tiene nada que ver con conocer una lengua para comunicarse en ella o comprender documentación redactada en otro idioma. Traducir es una labor técnica.

Una buena política de difusión exterior de la cultura y de la ciencia española puede vehicularse correctamente a través de una empresa pública de traducción y de edición de los textos traducidos al inglés. Existen políticas en este mismo sentido en otros países europeos, por lo que la financiación puede basarse en el intercambio de traducciones y en la formación universitaria de traductores, así como en la traducción al castellano de obras que se encuentran fuera de los circuitos habituales de traducción desde el inglés.

Si España consigue que buena parte de su producción científica y cultural se ponga a disposición del público de habla inglesa, la consideración de nuestra cultura y nuestra ciencia subirán. El caso de Karl Popper es especialmente significativo, ya que su Lógica de la investigación científica era prácticamente desconocida hasta 1950, fecha de su traducción al inglés, a pesar de haber sido publicada en alemán en 1934. Muchos de nuestros productos culturales y científicos son de alta calidad, pero si son desconocidos es como si no existiesen.

De niñatos a jubilados (una aportación para la Sociología Política)

No descubro nada nuevo si digo que en España los dirigentes políticos entran y salen demasiado jóvenes del poder. El Franquismo nos ha causado un trauma en el inconsciente colectivo consistente en la aversión a los políticos mayores, a causa de la gerontocracia dominante en aquel régimen, y exige a las fuerzas políticas una renovación constante en los cuadros dirigentes ya que si hay algo que el electorado español no perdona es el paso del tiempo. Los políticos españoles comienzan a desempeñar altos cargos públicos a una edad muy temprana y terminan cuando la madurez puede que esté produciendo sus mejores frutos, sin casi experiencia en puestos de gestión intermedia.

La relación de los Presidentes del Gobierno desde 1976 nos puede iluminar en las afirmaciones anteriores. Adolfo Suárez comenzó su presidencia a los 44 años y la concluyó a los 49 años; Felipe González fue investido Presidente a los 40 y dejó la presidencia a los 56 años; José María Aznar asumió el cargo a los 43 y los abandonó a los 51 años; José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido Presidente a los 44 años. La excepción la marca Leopoldo Calvo Sotelo (de los 55 a los 57 años), pero el hecho de que fuese Presidente por la dimisión de Adolfo Suárez y que nunca se presentara a los comicios como candidato de su formación refuerza la explicación antes expuesta.

Este fenómeno conlleva dos consecuencias: a la primera ya hemos hecho referencia, que es que muchos dirigentes políticos asumen los más altos cargos sin ninguna experiencia administrativa, profesional ni empresarial y cuando han adquirido esta experiencia tienen que dejar sus cargos; transformándose la “carrera política” en una carrera de velocidad y no de fondo, como debería ser. La segunda consecuencia es que este sistema genera jubilados excesivamente jóvenes, que son un problema tanto para sus formaciones políticas como para el sistema en general, porque tienen un gran peso dentro de sus formaciones y suelen acertar en el análisis de las circunstancias de sus formaciones. Sus ex compañeros no saben cómo quitárselos de encima y ellos se sienten más capacitados que nunca. Junto a todo ello desechamos a las personas cuando realmente empiezan a estar capacitadas y a tener una experiencia válida para la vida política.

Esto no se soluciona por medio de normas legislativas, como sería solicitar una edad mínima para determinados cargos, lo cual correría además el riesgo de ser inconstitucional. El cambio de tendencia debe darse en la sociedad, pasando por una revalorización tanto de la edad como de la experiencia. Nos serviría para que el aprendizaje de la política y de la gestión política no tuviese que hacerse durante el ejercicio de los altos cargos (cuya finalidad no es formativa) y para aprovechar el bagaje de los que ya han desempeñado un conjunto inestimables de puestos de responsabilidad, sin tener que jubilarlos políticamente a una edad excesivamente temprana.

La política y la gestión de lo público no es una pasarela de modelos. Hoy más que nunca la imagen prima en la vida política, pero la imagen valorada es la imagen que se quiere, por lo que si se produce esta trasvaloración, será posible que la imagen valorada sea la de la experiencia.

A Pedro Gordillo, con mucho cariño y comprensión

(Artículo publicado por la Oficina de Prensa del PSOE de Ceuta)

El senador Gordillo sufrió uno de esos golpes del destino de los que él se creía inmune. Durante una entrevista en “Radio Ceuta”, al ser preguntado por la causa de que los presidentes de Ceuta y Melilla no hubiesen sido invitados a la cumbre mediterránea del Partido Popular, se deshizo en un furibundo ataque sin sentido, creyendo que esa cumbre había sido organizada por el Gobierno Socialista y no, como realmente era, por el Partido Popular.

Nos imaginamos que después de enterarse su alma se llenó de congoja y pesadez, no por la metedura de pata que había cometido, debida a su lógica ignorancia de esa cumbre mediterránea, sino porque comprobaba como el único compromiso del Partido Popular con Ceuta era sonreírles y ser condescendientes con sus conmilitones a pesar de que simple y llanamente los ignoran. El senador Gordillo siempre se ha afanado en agradar y así es como le tratan a él y a los populares ceutíes: no invitándoles a los actos de su propio partido.

Como los socialistas de Ceuta somos personas comprensivas y nos gusta acompañar a las personas que lo pasan mal, no pensamos recordarle al senador Gordillo que el famoso hermanamiento se firmó hace poco y que ahora el PP de Andalucía se olvida de los populares ceutíes y melillenses. No vamos a caer en la tentación de decirles que lo único para lo que les quieren es para servirles de excusa en alguna perorata patriótica. No cederemos al fácil argumento de recordarle que nunca el Sr. Aznar vino como Presidente del Gobierno a visitar las dos ciudades hermanas, y finalmente no daremos la dirección de Internet en la que el Partido Popular en el Parlamento Europeo excluye a Ceuta y Melilla del territorio de la Unión Europea, y a la sazón de España.

Todo ello llenaría el corazón del senador Gordillo de un tremendo pesar, tras tantos años de servicios al partido, a sus líderes y a sus monaguillos. Tantas invitaciones a cualquier carguillo para que viniese a Ceuta, tantas convidadas a todo el que accedía, tantos abrazos y exaltaciones de la amistad, para que a las primeras de cambio se olviden de él y de los populares de Ceuta.

El senador Gordillo se ha dado cuenta de en que consiste realmente el hermanamiento con el PP de Andalucía. A partir de ese sórdido acto, el PP en Ceuta es una especie de filial local del Partido Popular de Andalucía. Son representados por el Sr. Arenas y lo mismo este mismo señor es quien decide los candidatos populares de Ceuta para las próximas elecciones generales. Y claro, esto no le hace gracia al senador Gordillo, no sólo porque supone la degradación de su formación, sino porque posiblemente él no sería elegido en ningún caso.

Tan grande ha sido la decadencia que ha producido este conjunto de hechos sobre el senador Gordillo, que su capacidad retórica, que rivalizaba con Demóstenes o Cicerón, se ha visto aniquilada. El senador Gordillo ha sentido como las palabras de su elocuencia se han visto sustituidas por sonidos no humanos, que él dice que son los de un helicóptero, pero que dan la sensación que no son más que los ecos de un espíritu dolido por el abandono de los suyos.

El senador Gordillo no debe preocuparse. Los socialistas comprendemos su dolor. Como él ha podido leer, no hemos querido recrearnos en los muchos motivos de enfado que con toda seguridad tiene por los continuos desprecios que el PP hace hacia él y hacia los populares ceutíes. Hemos escritos estas líneas con mucho cariño y comprensión por quien es tan fiel lector de esta Oficina de Prensa. Estamos seguros de que el senador Gordillo sabrá valorarlas.

La necesidad de un Derecho de Daños en nuestro ordenamiento civil

La existencia de un verdadero Derecho de Daños en nuestro ordenamiento es una necesidad perentoria. Cuando estudié Derecho Civil, su segunda parte, se aludía a la responsabilidad extracontractual, la llamada “acción aquiliana”, en lo cual se resume el Derecho de Daños español. Lo sintético, lo restrictivo y lo poco desarrollado del Derecho de Daños en España contrasta con la importancia del “Law of Torts” en el Derecho Anglosajón, especialmente en el estadounidense.

Se suele ridiculizar el Derecho de Daños norteamericano publicitando los casos más extremos y llamativos, pero no se profundiza en lo realmente importante: una acción y una omisión que causa un perjuicio genera una responsabilidad civil y el daño causado tiene que ser reparado. Hemos llegado al caso extremo, en España, que si una persona tiene un accidente o un perjuicio por una acción u omisión de un tercero, el responsable civil acaba siendo el perjudicado u otras entidades, como la Seguridad Social. Esta solución si bien es mala y grava a lo público, al menos permite cierta reparación, pero los problemas surgen cuando no hay ninguna forma de reparación y el perjudicado vive las consecuencias de la acción u omisión de otro como si él fuera el responsable. Dan Brown dice que si en España se tuerces un pie porque hay un agujero en el suelo es porque tú eres tonto y el responsable, nunca son responsables ni el arquitecto ni el dueño del edificio.

Una persona de orden

Una categoría que oigo a menudo es la de “persona de orden”. Como todas las categorías intuitivas es fácil saber a qué se está haciendo referencia pero su definición tiene obstáculos. Hagamos un intento. Una “persona de orden” es aquélla que está totalmente de acuerdo, al menos explícitamente, con el orden conservador, que no es necesariamente el orden establecido.

El orden conservador tiene por característica fundamental la consideración de que la verdadera esencia de las cosas corresponde a un tiempo anterior y que la innovación en esas esencias no es necesaria, sencillamente hay que mantenerlas actuales. Evidentemente hay que mantener determinados elementos anteriores, lo que a cada persona de orden le resulta beneficioso. Su consideración sobre el orden es que todo orden tiene que ser necesariamente jerárquico, sin movilidad o movilidad simbólica, y, claro, ellos siempre deben estar en las posiciones superiores de ese orden jerárquico.

Toda ideología de la estabilidad tiende a mantenerse oculta. Sólo se manifiesta cuando es puesta en cuestión y ello hace que una “persona de orden” llegue a una angustia mezclada de desesperación. Las “personas de orden” se sienten seguras cuando el poder está de su lado, pero se convierten en seres realmente peligrosos cuando consideran que el poder no garantiza su orden, ya que consideran ilegítimo e inmoral cualquier orden que no sea el suyo.

Las “personas de orden” están tan convencidas de que su orden es el único verdadero, de tal forma que caen en todos los elementos constitutivos de la apariencia. Precisamente por esta consideración de que sólo su orden es el único verdadero, sostienen que los otros órdenes posibles no sólo son falsos, sino que son consecuencia de alguna patología, ya que una mente perfectamente ordenada, según su pensamiento, únicamente puede aceptar su orden, por lo que si se crea, se piensa o se mantiene otro orden no es por error en el conocimiento, pues el orden es evidente, sino porque hay una tara del cognoscente.

Las “personas de orden” piden contundencia contra todas las infracciones: cuanto menores son éstas, mayor castigo exigen. Pero son muy generosos respecto a sus propias faltas e incluso las justifican como exigen la punición para los demás, generalmente los que consideran que están o deben estar en estratos inferiores de la jerarquía.

lunes, noviembre 06, 2006

El descanso renacentista

Mi inesperado oasis está siendo La Cultura del Renacimiento en Italia. Es un libro de gran tamaño, pero de una lectura realmente entretenida. Me parece que es una incitación para leer todo lo que el autor ha leído, un apremio para profundizar en algunas de las cuestiones que Burckhardt esboza.

El mochilero

El mochilero es la versión contemporánea del viajero romántico. El viajero romántico buscaba experimentar el Volksgeist y para ello recorrieron con entusiasmo los países menos industrializados de Europa, es decir, los más agrícolas, pobres y retrasados. El mochilero piensa que su forma de visitar los países les acerca a la vida verdadera del lugar visitado. El viajero romántico desea el atraso de la tierra visitada y no aporta nada a ella, para que no cambie. El mochilero, cuya ideología lo que quiere es matizar su limitación económica, no aporta nada, gasta menos y explota la pobreza de los visitados.

Teoría del clientelismo político

Mis padres, cuando yo contaba con doce años, por el Día de Reyes, me regalaron una edición con cubierta blanda de Los Doce Césares de Cayo Suetonio. No comprendí las expresiones de “cliente” y “clientela”, y para ello me leí una obrilla divulgativa sobre el mundo romano. Una torpe e irreal conciencia política puede llevarnos a pensar que el fenómeno del clientelismo político era propio del fin de la Roma republicana y ahora de algunas localidades del sur italiano, asoladas por el crimen organizado. Mis siete meses de experiencia en la política local me ha dado a entender que el clientelismo es la forma básica de establecimiento y permanencia en el poder en los municipios que no son grandes ciudades, de las que en España hay pocas.

Hay dos dimensiones del clientelismo político: el externo y el interno. Empecemos por el clientelismo interno, que es el que el patrón político hace hacia el interior de su fuerza política, ganando el favor de los militantes mediante la concesión de cargos orgánicos y políticos, o bien la promesa de estos, así como cuotas limitadas pero respetadas e relativamente independientes de poder a cambio de fidelidad o de cualidades que el patrón no posea. La clientela externa implica tener el poder político o una parte de él y es simple: trabajo y contratos a empresas, además de ornato externo para que los ciudadanos piensen que el líder piensa en ellos.

El patrón debe ser accesible a todos, de manera que cualquier pueda contarle sus cuitas y él debe hacer lo posible, incluso si no lo consigue debe decírselo al interesado, eso sí, echándole la culpa a un agente externo (el clientelismo siempre necesita de un enemigo externo). Tarde o temprano tendrá un grupo de personas enfrentadas a él, pero éstas dan valor, ya que al señalarle como el detentador del poder los demás sabrán a quién acudir, es decir, proporciona nuevos clientes y ellos mismos acabarán pasando por el patrón, de forma que en el momento de la verdad no podrán decir nada.

Cada patrón local intenta garantizar los votos de su población para los comicios y los congresos del Partido en instancias superiores, teniendo esto como consecuencia que la Legislación Local tiene huecos que todo el mundo conoce y utiliza, pero que nadie quiere tapar, porque perdería el apoyo de los patrones locales tanto en los comicios como en los congresos del Partido. De esta manera la red del clientelismo llega a la cúspide del poder político, no porque los patrones locales elijan a los dirigentes nacionales, sino porque ellos son el sostén de las escalas intermedias, que sí son las que elijan a los dirigentes nacionales. Es significativo que los dirigentes nacionales sí intervengan en los candidatos a la alcaldía de las grandes ciudades, pero que no tengan nada que decir sobre los candidatos no sólo en municipios pequeños, sino también en municipios medianos. A pesar de que exista una escala intermedia de dirigentes, el patrón tiene que procurar que algunos de sus patrocinados obtengan puestos intermedios, para allanarle las dificultades y controlar a las escalas intermedias de tentaciones de mando independiente: a cada cual su esfera. El control de la información es fundamental y son los municipios medianos los ideales para ello, ya que cuentan con algunos medios de comunicación propios, como son emisoras locales de radio o una apropiada televisión local; la publicidad institucional es la fuente principal de financiación de estos medios y el patrón la controla para que le sean favorables o al menos no le sean adversos.

¿En qué circunstancias el patrón pierde el poder? Siempre hay patrones emergentes, patronazgos pequeños o grandes intentando hacerse con el poder. El crecimiento de la población es capaz de romper la estructura clientelar en el municipio, a favor de criterios de elección o bien según los servicios o bien según criterios ideológicos. Otro factor de pérdida de poder del patrón puede deberse a la disconformidad de parte de la propia clientela puede hacer que los clientes cambien hacia otro patrón, así como las promesas del patrón emergente. La sucesión debe ser cuidada por el patrón, manteniéndose abierta todo el tiempo posible, pero teniendo a un sucesor designado in pectore, que llegada la hora de una sucesión precipitada tenga ya los resortes necesarios para hacerse con el poder.

En otras tradiciones clientelares el patrón no ocupa ningún cargo político o si lo ocupa es de una relevancia oficial secundaria. Por el contrario la tradición clientelar española, la surgida después de la Transición (que rompe en sus personas con el caciquismo tradicional), pide que el patrón sea la cabeza de la organización, evitándose así que el colocado en esa instancia no quiera ser una marioneta o tire de galones en un momento dado; además da más confianza a los que se incorporan a la clientela que se una en una sola persona el poder real y el legal.

domingo, noviembre 05, 2006

La cultura rumana y la cultura española en Mircea Eliade

Redactado el 22 de agosto de 2006

La isla de Euthanasius, de Mircea Eliade, está siendo el libro que acompaña mis ratos muertos durante estos días, desde que me empaché de Juan José Millás. En Fragmentarium la práctica totalidad de los pequeños ensayos estaban realmente bien, en éste hay una mayor irregularidad. Detecto que me gustan según su temática: literatura china y japonesa y temas rumanos son los que más me interesan; los relativos a la religión de La India no me llaman demasiado la atención.

Ya he indicado en alguna ocasión que para los españoles el referente cultural sólo están países como Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido, siendo prácticamente desconocidos los autores y las tendencias de otras partes de Europa. A Eliade le pasa lo mismo, él compara a Rumanía con estos países, pero no tiene en cuenta ni a los países vecinos y a otros. La segunda división cultural europea debería coaligarse, conocerse y no empeñarse tanto en ser reconocida por las grandes potencias, que hacen de su cultura particular, la cultura de Europa, ante la que siempre estaremos en desventaja, no por una cuestión de calidad, sino por una cuestión de no pertenencia. Es sorprendente de que no haya en nuestras librerías más al uso casi ningún libro sobre historia de Rumanía, Turquía, Polonia y Portugal, y por el contrario abundan las traducciones sobre todas las fases de la historia de las grandes potencias culturales: de nuevo una muestra de colonialismo cultural intracontinental.

¿En qué se diferencia el Partido de los Ciudadanos del Partido Popular?

He estado echando un vistazo al programa electoral de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía. Además de las medidas estrictamente autonómicas, que para valorarlas debería tener un mejor conocimiento de la realidad catalana, hay otras de contenido ideológico. En las ideológicas pienso en las diferencias que puede haber entre este programa y el del Partido Popular y mucho me temo que sólo habría una.
En las concreciones se le ve el plumero a este nuevo Partido, por mucho que quieran presentarse como liberales de izquierda, recurren a entregar los servicios públicos fundamentales, como son la educación y la sanidad, a las empresas privadas y todos sabemos las consecuencias devastadoras de estas opciones.
En educación supone cederle la formación de los jóvenes a una entidad ideológica como es la Iglesia Católica más feroz y más divisora de los ciudadanos que cualquier nacionalismo; en sanidad lleva a buscar el beneficio sobre la salud. Mejorar los servicios es una opción y el recurso a lo privado no puede esconderse bajo la idea de ayuda temporal, ya que acaban conformando el propio servicio y son indesmantelables una vez establecidos (como ha sucedido con los conciertos educativos).

sábado, noviembre 04, 2006

La gran independencia judicial y la pequeña independencia judicial

La independencia judicial es una cuestión que se estudia profusamente en el Derecho Constitucional, en el Derecho Procesal y en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Del mismo modo la Politología ha dedicado amplias investigaciones a la división de poderes. Es habitual que se trate de la independencia judicial como la independencia del Poder Judicial en cuanto uno de los tres poderes del Estado, descendiendo a los hechos sólo en el caso de los más altos órganos judiciales, sean de gobierno o jurisdiccionales, como son el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Supremo o la Audiencia Nacional.

Ni se menciona la vida real de muchos jueces, y ni se piensa en fiscales o secretarios u otros funcionarios de Justicia, que prestan sus servicios en pequeñas localidades en las que perviven formas de caciquismo, pueblos en los que todos le conocen, de los que probablemente ellos mismos proceden y en los que sus familias vive normalmente en esa sociedad.

Las presiones e influencias en las altas esferas de la Justicia se reproducen en las pequeñas esferas al menos con la misma intensidad pero por parte de otros actores, donde los silencios, las miradas o los comentarios dejados caer pueden condicionar y de hecho condicionan la actuación judicial, por no hablar de la facilidad de acceso que hay a los jueces en esas localidades.

Existen muy pocos mecanismos para garantizar la independencia efectiva de estos actores judiciales, ya que el debate público y doctrinal se centra en las instancias que cuentan con más garantías per se.

El tiempo del tiempo: concepto de temporada

Todo tiene su tiempo y ahora no hay descanso en nada. Antes el fútbol descansaba en verano, no había casi torneos estivales y el inicio de la Liga era la vuelta del fútbol a nuestras existencias; la Semana Santa intenta extenderse todo el año, ya las procesiones han rebasado los días con las cofradías de vísperas y la información cofrade empieza en el otoño y no en cuaresma como normalmente. Esto no es otra cosa que el intento de darnos gusto a todos y en todo momento, como las frutas de fuera de temporada, de satisfacer a los niños caprichosos que somos los habitantes de esta sociedad occidental. De que la Fórmula 1 no se extienda a todos los meses, semanas y días nos libra el hecho de que no seamos los españoles quiénes la gestionemos y se haga sobre el concepto anglosajón de temporada. Los españoles explotamos los éxitos hasta el agotamiento y la saturación, no sabemos administrar el triunfo.

Para empezar

Geografía Subjetiva es un conjunto de comentarios que redacto casi a diario, junto con otros que lo fueron hace tiempo, nunca más de un año. Así que no os extrañéis que hable en presente de acontecimientos de hace unos meses.

Concepto inicial

No es ningún descubrimiento. La percepción humana modifica subjetivamente el espacio, de tal manera que interpretamos las dimensiones espaciales de una forma propia, independiente de la métrica objetiva. Los lugares que son importantes para nosotros, los lugares que habitamos y los que queremos los sobredimensionamos, mientras la mayor parte de la geografía terráquea queda ignota. El sitio donde desarrollamos nuestro centro vital se convierte en nuestra plaza de Tiananmén (el ombligo del mundo) y el resto del espacio se organiza en torno a la plaza. Percibimos los mínimos detalles de lo que nos importa, despreciamos hasta el extremo lo que no nos afecta.

La existencia, experiencia intrínsecamente subjetiva, no se desarrolla normalmente en un espacio objetivo, sino en el espacio que nuestra propia existencia genera, en una geografía subjetiva. Escribir diariamente, o casi diariamente, sobre la propia vida realmente consiste en hacer un inmenso atlas de los espacios (geografía subjetiva física) y de los habitantes (geografía subjetiva humana). Éste es el motivo por el que le he querido dar este título a esta sexta parte de mi diario personal, porque en el fondo lo que hago es hablar de mis espacios y de los habitantes de estos espacios.