viernes, febrero 15, 2008

A propósito de la entrevista de Buenafuente a Rajoy

No pensaba estar viendo la tele tan tarde. Pero llegados a esa hora, me puse a ver la entrevista de Buenafuente a Mariano Rajoy. La primera observación es que se nota que el tema de entrevista política no es el fuerte de este presentador y que hasta los chistes están calculados para no sentar mal. Tanto la entrevista a Zapatero como la entrevista a Rajoy me decepcionaron.

Mariano Rajoy creo que tenía más miedo a Buenafuente que el que yo le tendría a un Mihura. La experiencia de tener una entrevista de verdad, con Gabilondo, le debió traumatizar y ahora tenía pinta de haberse pasado tres días metido en el Departamento de Telegenia del PP.

Buenafuente entrevistó a Rajoy y las preguntas eran para todos los públicos. Rajoy titubeaba constantemente, excepto cuando recordaba ocasionalmente la respuesta que le habían enseñado. Cuando Buenafuente hace un chiste muy bueno sobre la ministra de Fomento, él tarda en comprender el chiste y aún más en reaccionar.

El momento más delirante de todos fue cuando vi y escuché al candidato popular reivindicar para sí la defensa del Socialismo. No podía creer que tan fácilmente un liberal se considerase el defensor del Socialismo, pero no de cualquier Socialismo, sino del Socialismo tradicional. Y es que Rajoy oye “tradicional” y se vuelve loco de alegría conservadora.

Siempre he pensado que Rajoy nunca se ha recuperado de su condición de opositor. Lo hace retóricamente bien cuando lo tiene preparado (tanto intervención como réplica), pero le cuesta mucho cuando tiene que responder una pregunta que se sale del guión o cuando la contrarréplica que se le exige es incisiva.

Aunque haya empezado hablando de Rajoy, voy a finalizar haciéndolo sobre la entrevista de Gabilondo. Rajoy tuvo la oportunidad de engrandecerse ante Gabilondo, pero fracasó y ahora los suyos van lloriqueando por el trato.

Gabilondo trabaja en una cadena privada y son los espectadores los que tienen que decidir si les parece creíble, buen periodista o ecuánime. Un político tiene que ganar en todas las plazas y lucirse en donde las circunstancias son más adversas. Zapatero ni ganó ni perdió con Gabilondo.

Rajoy perdió la oportunidad de convencer a un público, el de “Cuatro”, que no se encuentra entre sus potenciales votantes y que se deleitaron ante el vapuleo que Gabilondo le inflingió al candidato del Partido Popular.

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