martes, febrero 12, 2008

Rajoy me echaría de España

La propuesta del PP sobre inmigración, llamada “contrato de integración” es ridícula desde todos los puntos de vista, empezando porque no existe un compromiso de cumplir las leyes, pues es una obligación por estar bajo la jurisdicción de España. La ridiculez de pretender que alguien se compromete en respetar las leyes, llega al absurdo cuando se habla de conformidad con las costumbres españolas. Me lo he aplicado a mí mismo y me he preguntado que si yo fuera un inmigrante bajo la presidencia de Rajoy podría ser expulsado por no tener las costumbres españolas.

Saber cuáles son las costumbres españolas es difícil. Para poder aplicarme el criterio del PP voy a hacer una adaptación local sevillana de la normativa (soy sevillano, pero no vivo en Sevilla).

La siesta: yo no duermo la siesta y siendo este periodo de sueño diurno la mayor aportación de España a la configuración actual de Occidente. Cero.

La Semana Santa: me gusta ver las procesiones, pero no participio en ninguna de ellas. Creo que en esto puedo alcanzar un aprobado raspadito. Cinco.

Feria de Abril: la odio, no la pisaba ni cuando vivía en Sevilla y cuando estoy allí y se celebra, procuro estar lo más apartado que pueda del recinto ferial. Aquí “cero patatero”.

Ir de tapas y cervezas: no me gusta mucho el tapeo y solamente asisto por estricta obligación social. La cerveza en especial y el alcohol en general me sientan mal. Cero.

Ver “Gran Hermano” y el resto de programas conocidos como “Telebasura”: la verdad es que ver “Gran Hermano” y la “Telebasura” sí que es una costumbre eminentemente española, dada la audiencia que obtienen y el tiempo que llevan en antena. Lo confieso, no los veo. Cero.

No leer un libro: con los datos de lectura en la mano, no leer o leer muy poco (se entiende leer un libro) es una costumbre española. Me acuso a mí mismo de leer todos los días y no la prensa deportiva, sino libros. Cero.

Flamenco y bailes regionales: mi más absoluta indiferencia. Cero.

Ir a misa: tengo la impresión que Rajoy considera que esto es irrenunciable, pero yo no piso una Iglesia desde que en la boda de un compañero de trabajo entré un minutillo para ver si tardaba mucho en acabar (tardó mucho). Cero.

Ir a la playa: odio la playa, su arena, el calor, el viaje de vuelta, el apartamento caro y mal equipado, el atardecer, los hidropatines, quedarse a comer allí, el sol, el olor de los bronceadores, las algas, las aglomeraciones de seres humanos, las sombrillas, las medusas, las olas, la sal en la piel y todo lo que esté más allá del límite entre ciudad (civilización) y barbarie (playa). Cero.

Fiestas navideñas: lo mismo que con las playas pero elevado varias veces. Cero.

NOTA MEDIA: 0.5 puntos. En cumplimiento del contrato de Rajoy, yo que soy español estaría de patitas en la calle. Cuando Rajoy quiera hablar de inmigración con seriedad, lo hacemos, por ahora sólo se merece una contestación como ésta.

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