jueves, febrero 14, 2008

¿Es el Partido Popular un partido liberal?

Hace dos semanas publiqué en este blog tres entradas en las que comparaba el Conservadurismo con el Liberalismo (I, II y III). Ahora me propongo utilizar los puntos de comparación para analizar si el Partido Popular es realmente un partido liberal, como ellos dicen ser.

No es que yo considere que el Liberalismo sea el mejor referente (me considero socialdemócrata), pero si tuviese que elegir únicamente entre Conservadurismo y Liberalismo, me decantaría por esta última ideología.

La valoración nace de la autoconsideración que el Partido Popular tiene de ser una formación liberal. En este pequeño análisis creo que expongo con cierta claridad que el Partido Popular no es un partido liberal, sino un partido netamente conservador, que toma al Liberalismo como una etiqueta más presentable que decir lo que realmente son.

1. Hipervalor

La insistencia del Partido Popular en cuestiones tales como la raíz católica de España y el tema de las costumbres españolas evidencia dónde están las prioridades del Partido Popular: en el Hipervalor de la Tradición más que en el de la Libertad. Incluso encubren de falso Liberalismo cuestiones tales como la educación, ya que dicen que su defensa de los centros concertados realmente es una defensa de la libertad de los padres para elegir centro para sus hijos; casualmente la inmensa mayoría de los centros concertados que conformarían la elección de los padres, son centros religiosos.

2. Ontología

El principal argumento del Partido Popular contra el matrimonio homosexual estribaba en la afirmación de que era una unión contra la naturaleza, enfermiza (recuérdese al “experto” que llevaron al Senado). La base naturalista de muchas de sus pretensiones políticas y sociales, aplicando criterios de supuesta base natural a la hora de fijar criterios políticos y sociales, demuestran que consideran que la Naturaleza es una fuente normativa. Cada vez que tienen ocasión, es decir, cada vez que se debate algo relacionado con las relaciones sociales básicas (matrimonio, divorcio, eutanasia, investigación biomédica, etc) recurren a argumentos que, en última instancia, son naturalistas.

3. Estratificación social

El Partido Popular tiene una querencia extraordinaria tanto por las familias de toda la vida (los apellidos compuestos y de toda la vida les vuelven locos), así como por los cuerpos más endogámicos de la Administración Pública (registradores, notarios o abogados del Estado). Sociológicamente los escalafones del mando en el PP, sobre todo en los niveles regionales y nacionales, coinciden no sólo con la nomenclatura corporativista del Franquismo, sino con las clases sociales tradicionalmente más poderosas.

4. Colectivos e individuos

El Partido Popular se ha erigido en el defensor de la concepción tradicional de la familia como elemento básico de la sociedad. La familia se coloca por encima del individuo y sus decisiones libremente tomadas, de forma que el modelo es indisponible. No es extraño que hablen de los “derechos de las familias” y que los consideren superiores a los derechos individuales.

Pero no es la familia el único colectivo que el Partido Popular sitúa sobre el individuo, sino que también son los Colegios Profesionales, las Cámaras de Comercio, las desaparecidas Cámaras de la Propiedad Urbana (que ha amparado en las autonomías que gobierna) y todo tipo de asociaciones de profesionales liberales en defensa de sus intereses corporativos (no los sindicatos evidentemente). No es extraño que Fraga defendiese en el debate constitucional, en reiteradas ocasiones, la necesidad de dar participación política a las corporaciones.

La misma defensa de la transferencia de poderes de las comunidades autónomas y del Estado a los municipios tiene mucho que ver con la consideración del municipio como un elemento natural de la existencia política, con sabor añejo. En esto se unen también a la idea dominante en los conservadores sociales del Partido Republicano que mantiene la necesidad de que las decisiones se tomen cerca de los que serán afectados, es decir, la concepción de la política como si se tratase del gobierno de una familia, y que los afectados formen parte de los órganos que pueden decidir sobre ellos (devolviendo al colectivo unos derechos políticos que habían perdido a partir de la Revolución Francesa).

Su misma concepción de lo que es una Nación y las consecuencias que extraen manifiesta que la primacía que le dan a la Tradición sobre las determinaciones de la voluntad libre. Si fueran liberales considerarían que la Nación se funda en el “contrato social”. Incluso cuando la mayoría de los ciudadanos consideran que una medida es positiva o están de acuerdo con ella, ellos aducen a determinaciones indisponibles, la díada de Tradición-Naturaleza, para oponerse a ella.

Otro ejemplo es la atribución a un colectivo de una representación política y una capacidad de decisión sobre el Estado que obviamente no tiene. El Partido Popular ha considera que la Asociación de Víctimas del Terrorismo tenía que dar el visto bueno a toda la política antiterrorista del gobierno, de forma que se le hubiera conferido un auténtico derecho de veto en esta materia.

5. Valoración del cambio

La política del Partido Popular se ha centrado en la inoculación del miedo ante todos los cambios sociales y políticos que España ha experimentado en los últimos treinta años. Desde la propia Democracia en los tiempos de Fraga y Alianza Popular hasta la inmigración ahora. Cualquier cambio: bajada en la práctica religiosa, diferentes formas de familia, desarrollos médicos, la movilidad social, la incorporación de la mujer al mercado laboral o la extensión de los derechos y libertades, por sólo citar algunos ejemplos.

La estrategia del miedo sólo está en manos de quienes no desean que nadie cambie, de los que quieren que todo siga igual, en definitiva, de los que son conservadores del “status quo”.
El discurso del Partido Popular se basa más en la pérdida que en el futuro. Aludir constantemente a la pérdida conlleva que la referencia (lo que se ha perdido) en el pasado. El Partido Popular idealiza una situación pasada y anuncia el destrozo de esa herencia proyectándola en lo que le dejaremos a nuestros hijos.

Posiblemente exagero, pero tengo la impresión de que el ideal social del Partido Popular coincide con algunas imágenes de países como Arabia Saudí o Irán: una sociedad sin derechos ni libertades, oprimida por una férrea tradición, aunque dotada de ordenadores con acceso limitado a Internet.

No hay novedad social que ellos presenten positivamente. Siempre andan recelosos y con miedos sobre lo destructivo que puede ser para la Tradición que defienden. No contemplan la posibilidad del progreso humano y solamente lo aceptan cuando no tienen más remedio, como hecho irreversible.

6. Valores secundarios

Como ya ha quedado de manifiesto en los apartados anteriores, la Tradición y lo tradicional, bajo los más diversos nombres, tiene un lugar muy importante dentro de la ideología y la práctica política del Partido Popular. Hablan de sensatez, que no es más que un eufemismo de conservadurismo; aluden al “reformismo” que no es más que cambiar lo que hay que cambiar necesariamente, pero huyendo de toda transformación social; hablan de “seguridad” para invitar a no cambiar nada y que todo cambio va para mal. Como dice George Lakoff el pensamiento conservador está especializado en enmascarar sus verdaderas intenciones por medio de un lenguaje presuntamente neutro.

La insistencia del Partido Popular en cuestiones identitarias, tanto en lo referente a las costumbres como en lo referente a la configuración de la comunidad política, pone de manifiesto el arraigo en valores tradicionales que tiene esta formación política.

7. Religión

De la alianza política entre el Partido Popular y la Iglesia Católica, y sus organizaciones subsidiarias, tengo poco que añadir a lo mucho que se ha escrito en los últimos años. Si el Partido Popular fuera verdaderamente liberal huiría de su identificación, como partido, con una confesión religiosa concreta. Si fueran liberales de verdad dirían que la religiones un asunto de opción personal. Si el Partido Popular no fuera conservador no se plantearía ataques hacia otras confesiones religiosas u otras tradiciones culturales. Si el Partido Popular no fuera conservador, no le atribuiría a las palabras del Papa ninguna trascendencia para vida pública, ni se definiría como un partido inspirado en el “Humanismo cristiano”.

8. Moral

Es cierto en las palabras de los dirigentes del Partido Popular se habla mucho de libertad de opción, pero sus hechos desmienten estas palabras. La libertad de opción que ellos defienden está muy limitada, porque con tantos aspectos decididos por la Tradición o la Naturaleza, prácticamente sólo seremos libres a la hora de elegir si queremos un café cortado o con leche.

Eres libre de decidir, pero es importante que no quieras divorciarte, que no estés pensando en tener otra orientación sexual o redituar en tu identidad sexual, que no consideres que las formas de la felicidad son muchas y que cada cual debe buscar la suya, que hay que proporcionar igualdad de oportunidades a todos o quieras elegir tu forma de expresarte.

9. Función del Estado

Donde se ve más claro lo poco liberal que es el Partido Popular es en la idea que tienen de las funciones del Estado. Ellos no creen en un Estado mínimo, sino en un Estado subsidiario. La consecuencia es que el Estado sólo puede tener sobre sí gastos, pero no puede desarrollar nada que sea lucrativo. Privatizaron (salvajemente) todo el sector público empresarial rentable y dejaron al Estado todos los lastres. Es pura aplicación del principio de subsidiariedad, ya que donde haya posibilidad de rentabilidad el Estado no debe estar.

La práctica del gobierno del Partido Popular en una cuestión como es la dimensión de la Administración Publica ha sido conservadora, ya que ha aumentado el número de órganos (en todo tipo de administraciones), pero a la vez ha cedido a representaciones corporativas la gestión del Presupuesto público, produciéndose una duplicidad costosísima.

Dicen que las subvenciones y los subsidios les parecen mal, pero no todos. Los subsidios agrarios (que se comen el Presupuesto de la UE) son muy de su gusto, las subvenciones a los centros educativos privados les pirran, la ayuda a empresas pequeñas y medianas son esenciales o las compensaciones a las empresas eléctricas por tener que competir son ineludibles. Las subvenciones y los subsidios son malos, siempre que no tengan como destinatarios a las bases del Conservadurismo que corre por las venas populares.

10. Gobierno del Estado

La idea de que todos individuos tengan el mismo valor político (“un hombre, un voto”) no es demasiado querida por nuestros aparentes liberales del Partido Popular. Sería irrenunciable para ellos la desaparición del Senado de nuestra estructura constitucional, que en su representación territorial destroza la igualdad política de los individuos; no aceptarían la modificación de un sistema electoral que expulsa los votos de muchos españoles cuyas formaciones no alcanzan provincialmente el número de votos para obtener escaños, pero que en un cómputo nacional sí son realmente representativas (el caso de Izquierda Unida).

Dada que la distribución geográfica del voto no siempre es regular, el mantenimiento de principios territoriales en la distribución de la representación política, es un elemento a favor del mantenimiento, conservador, de la estructura política y social que ellos defienden.

11. Derechos y Libertades

Para el Partido Popular todos los colectivos (los tradicionales y los naturales) tienen derechos y esos derechos son indisponibles e inmodificables por el Estado. El registro histórico del voto parlamentario del Partido Popular está lleno de votos contrarios a todas las normas que han extendido los derechos y las libertades. Se han opuesto sistemáticamente a todo, por más que luego se presenten como adalides inmemoriales de los derechos que disfrutamos y a los que ellos votaron en contra.

12. Nacionalismo y Patriotismo

Cualquier podría decir que el Partido Popular es el partido político de nuestro país más férreamente antinacionalista. Es mentira, ellos son los más nacionalistas, y lo que se llama “antinacionalismo” no es más que otro nacionalismo. El nacionalismo del Partido Popular es el español.

La lucha del Partido Popular contra los nacionalismos periféricos no es una confrontación entre una perspectiva internacionalista y una perspectiva nacionalista. No, es más simple, es la lucha entre dos o más nacionalismos. Cada nacionalismo (y cada interpretación) modifica la realidad y la historia y por eso mismo se enfrentan, ya que son dos idealizaciones excluyentes.

13. Comercio internacional

La política del Partido Popular en materia de comercio internacional no ha sido favorable al libre comercio. Sus intereses por el mantenimiento de unos propietarios agrícolas anquilosados sea uno de los elementos más significativos. Su Liberalismo en esta materia es falso porque solamente defiende la libertad en el comercio internacional cuando es favorable y no cuando puede ser desfavorable.

Esto evidencia una falta de confianza en el mercado, la misma que ellos proclaman tener y en la eficiencia de los actores económicos. Esto puede que sea muy popular (defender la economía española), pero desde luego no es nada liberal.

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