Vuelvo en socorro de los chicos y chicas del PP de Andalucía y les hago entrega de otra reflexión personal sobre ellos, que no incluía ni en la entrada que le dediqué a esta formación y ni en la que centré en su candidato.
Tengo la impresión de que uno de los problemas más profundos del PP de Andalucía es que se consideran mejores y superiores al PSOE de Andalucía. Padecen un grave y largo complejo de superioridad.
A la hora de establecer si un partido político, como organización eminentemente electoral, hay que remitirse a los hechos y a los datos. Desde 1982, fecha de las primeras elecciones autonómicas, el PSOE de Andalucía ha ganado todas las elecciones y siempre, salvo en dos ocasiones, con mayoría absoluta.
Ello debería hacer reflexionar a los chicos y chicas del PP-A sobre que los adversarios no son tan malos en esto de la política y, en especial, en ganar elecciones. Igualmente tendrían que pensar que ellos mismo no son buenos y estupendos como creer ser. Si realmente desean cambiar la tendencia política de una comunidad tan grande y diversa como Andalucía, una buena autocrítica es el primer paso.
Han de abandonar viejas interpretaciones, meras autoexcusas, como la del “voto cautivo” que tanto les perjudica a ellos (decirles a los electores que se dejan comprar no es lo mejor a la hora de pedirles el voto) y tanto daño hace a la imagen de Andalucía. De todas formas tengo el firme convencimiento que lo que ahora escribo tendrá validez dentro cuatro años y casi eternamente. La derecha es así y no rectifica.
Tengo la impresión de que uno de los problemas más profundos del PP de Andalucía es que se consideran mejores y superiores al PSOE de Andalucía. Padecen un grave y largo complejo de superioridad.
A la hora de establecer si un partido político, como organización eminentemente electoral, hay que remitirse a los hechos y a los datos. Desde 1982, fecha de las primeras elecciones autonómicas, el PSOE de Andalucía ha ganado todas las elecciones y siempre, salvo en dos ocasiones, con mayoría absoluta.
Ello debería hacer reflexionar a los chicos y chicas del PP-A sobre que los adversarios no son tan malos en esto de la política y, en especial, en ganar elecciones. Igualmente tendrían que pensar que ellos mismo no son buenos y estupendos como creer ser. Si realmente desean cambiar la tendencia política de una comunidad tan grande y diversa como Andalucía, una buena autocrítica es el primer paso.
Han de abandonar viejas interpretaciones, meras autoexcusas, como la del “voto cautivo” que tanto les perjudica a ellos (decirles a los electores que se dejan comprar no es lo mejor a la hora de pedirles el voto) y tanto daño hace a la imagen de Andalucía. De todas formas tengo el firme convencimiento que lo que ahora escribo tendrá validez dentro cuatro años y casi eternamente. La derecha es así y no rectifica.
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