domingo, julio 01, 2007

Los defensores de la libertad de los padres

Los defensores de los conciertos educativos con centros docentes religiosos han encontrado un nuevo argumento, que explotan hasta la saciedad. Dice que lo que está en juego es la libertad de los padres para elegir el centro que quieren para sus hijos, unos se basan en el que los padres podrán elegir un centro conforme a su ideario, mientras que otros, menos idealista en cuento a los principios religiosos de los padres, se refieren a la supuesta calidad educativa que tienen los centros concertados.

El objetivo es muy simple. Quieren que cualquiera pueda abrir un centro y concertarlo con la Administración y que no haya límites de distritos ni de criterios a la hora de ir a un centro o a otro. De esta forma mantienen que se garantizaría mejor la capacidad de los padres para elegir el centro que consideren mejor para sus hijos. Esta argumentación, que puede parecer implacable, está repleta de silencios. Vamos a identificarlos.

El primer silencio se debe a que lo que quieren es garantizar no el derecho de los padres a elegir centro, sino la capacidad de los centros concertados para elegir alumnos. De esta manera, con un exceso de oferta, supuesta, son ellos los que dirán qué alumnos y qué padres son los más concordes con el ideario del centro y cuáles pueden ser distorsionadores para la marcha de sus centros. Ellos creen que siempre habrá sitio para todos los alumnos descartados por ellos en una especie de cloaca, que es lo que consideran que debería ser la enseñanza pública.

El segundo silencio es también el segundo paso en la destrucción de la enseñanza pública. Una vez que todos los centros públicos son cloacas, a los padres no le quedaría más remedio (a esto llaman libertad), que enviar a sus hijos a los centros concertados. Evidentemente defienden la libertad de erección de centro y su automático concierto, pero en un sentido absoluto, de forma que no haya posibilidad alguna para distribuir los nuevos centros entre las zonas más favorecidas y menos favorecidas. ¿Y qué se hace en las zonas menos favorecidas? Pues las cloacas de la enseñanza pública.

El tercer silencio trata de la calidad de sus centros. Ellos si fijan solamente en el dato de las notas de la selectividad, pero habría que tener otros parámetros en cuenta son el número de alumnos que no llegan a la selectividad desde que comenzaron la ESO o el número de alumnos de segundo de Bachillerato que no “son presentados” en la convocatoria de junio (que es la única que tienen en cuenta). Si un alumno es problemático se le mandará a la cloaca de la pública, que ésa es su costumbre.

En definitiva, la defensa de la libertad de los padres para elegir centro docente solamente es una argucia para acabar con esa misma libertad, creando un marco educativo tal en el que a los padres solamente les quepa mandar a sus hijos a los centros concertados, queriendo destruir a la enseñanza pública como red docente de calidad para que a los padres sólo puedan optar entre colegios de una congregación y colegios de otra congregación.

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