jueves, noviembre 09, 2006

La Pedagogía es una pseudociencia

La Pedagogía es una pseudociencia, esto es, un conocimiento con apariencia de ciencia pero que lo único que tiene de ciencia es esa apariencia. Alguien podría preguntarme legítimamente por la base de mi afirmación, por las razones que la amparan. Intentaré exponerlas.

Un elemento común que se acepta en la Filosofía de la Ciencia como definitorio que lo que es la ciencia es que la experiencia es la forma de contrastar las teorías que se formulan. En las demás ciencias hay teorías que fracasan y otras que triunfan en la contrastación, pero en la Pedagogía nunca hay fracasos, todas las contrastaciones salen como estaba previsto. Algo muy sospechoso, cuando menos. Suponiendo que la contrastación confirma la teoría, hay que preguntarse si la contrastación ha sido llevada a cabo correctamente, si se han generalizado muestras demasiado concretas o si la propia forma de contrastar está mediatizada por elementos externos a la teoría, como es la satisfacción del investigador.

En cualquier ciencia el paso desde lo experimental a lo real es delicado, y muchas investigaciones han muerto en este punto. En cambio los pedagogos piensan que si la realidad no da los mismos resultados que los que debieran dar según sus teorías es porque la realidad es errónea, ya que ellos están dotados de la cualidad divina de la inerrancia. Cuando una teoría no funciona en la realidad que debiera ser operativa es que la teoría es errónea. Toda la Pedagogía moderna se puso en práctica con la LOGSE, todo ese poso de sabiduría almacenado en las cátedras universitarias pudo matar al sistema imperante. El resultado ha sido un monstruoso desastre educativo, que desacredita todas las teorías y no vale poner la culpa en los profesores, alumnos, padres o autoridades educativas: eso habría habido que tenerlo en cuenta antes, cuando se formula la teoría, cuando aún es una hipótesis.

El mismo objeto de la Pedagogía cae en un absurdo lógico, ya que si su objeto es la acción de “enseñar”, hay que indicar que enseñar es una acción transitiva. Siempre se enseña algo. “Enseñar a enseñar” no salva el absurdo, sino que cae en uno nuevo, el tan temido regressum in infinitum. Para enseñar cómo se enseña algo, hay que saber bastante de lo que se quiere enseñar, no siendo posible una ciencia formal, porque las ciencias formales se refieren a objetos que no pertenecen a la realidad empírica, y enseñar es algo que entra dentro del ámbito de la experiencia.

Permítaseme terminar con una falacia ad homines como respuesta a una ciencia tan falaz como la Pedagogía. Quisiera preguntar que si los pedagogos son especialistas en enseñar, cómo es que ellos tan pocas clases o ninguna, cuáles son los motivos de esa aversión a las aulas llenas de alumnos adolescentes. Deben haberlo aprendido en sus facultades.

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