viernes, marzo 07, 2008

La ruptura de la normalidad no es la respuesta

La campaña ha finalizado antes de tiempo. El asesinato del compañero Isaías Carrasco ha provocado el abrupto final de la campaña electoral. El terrorismo ha vuelto a rompernos el calendario y el ritmo social. Daremos las respuestas de siempre y puede que con ellas les hagamos el juego propagandístico a los terroristas.

El terrorismo busca subvertir el orden político y social mediante la destrucción de la cotidianeidad. Nuestra respuesta constante ha sido y es entrar en lo extraordinario, en la suspensión de los tiempos, de los espacios, de las relaciones. Todo cambia como reacción a las acciones terroristas y esas reacciones suponen la subversión que los terroristas pretenden.

La reacción masiva e intensa refuerza el ánimo de los terroristas, es un refuerzo porque buscan conmovernos y que abandonemos la normalidad. Comprendo la fuerza catártica que estas concentraciones y manifestaciones puedan tener, pero no termino de aceptar que sea el instrumento más adecuado para responder al terrorismo. Tengo la convicción de que el mantenimiento de la normalidad es la mejor reacción, la negación de que ellos nos puedan marcar agenda o vidas es una privilegiada prueba de la impotencia de los terroristas.

No someternos a lo extraordinario, a la cancelación imprevista y continuar lo cotidiano no va contra la memoria del compañero Isaías Carrasco, sino que es consecuente con el orden institucional, social y vital por el que dado su vida.

Mantener ese orden cada segundo es un justo homenaje. La expresión privilegiada de la Democracia es el ejercicio del derecho al voto con normalidad y ésa ha de ser la reacción: votar.

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