lunes, marzo 03, 2008

El apolítico

El apolítico es una de esas especies de nuestra fauna social y política que es de derecha, pero no se sabe bien los motivos, se avergüenza de ello, y quiere presentarse como un ser neutral y que está más allá de los partidos. Cuando hoy que alguien dice que él es “apolítico” automáticamente mi cerebro traduce: “es de derecha y de la dura”.

Sin ánimo de ser exhaustivo voy a indicar y comentar algunas de las cosas que les oigo habitualmente a los “apolíticos”:

El Estado es como una empresa: el apolítico es normalmente víctima de las simplificaciones más groseras. Comparar al Estado con una empresa buena ser un ejemplo puntualmente válido para que el apolítico y los que comparten su mismo cociente intelectual entiendan algunas cosas, pero el Estado no es una empresa. El Estado se mueve con otros criterios y normalmente los empresarios que se meten a gestores estatales fracasan porque no se enteran de nada. Si el Estado fuera una empresa tendría que maximizar los beneficios, de forma que sólo invertirían en las zonas que le van a producir más ingresos y, en consecuencia, en las zonas menos habitadas y que menos ingresan ese Estado-Empresa no tendría que molestarse en poner colegios, tener servicios médicos, carreteras y todo tipo de servicio, porque no serán tributariamente rentables.

Yo apoyo a quien lo hace bien: esto que es un criterio impecable desde el punto de vista de la elección política se desmonta cuando se hacen sencillas preguntas: ¿Qué es hacerlo bien? ¿Lee habitualmente los datos macroeconómicos para ver si se está haciendo bien? ¿Sigue los indicadores sociales para constatar la marcha del nivel de vida? ¿Sigue las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial sobre el funcionamiento de la Justicia? ¿Conocen qué es la Cuenta General de ejecución del Presupuesto? ¿Se leen completo y en profundidad el Informe PISA de cada año? ¿Qué fuentes de información de todas las tendencias manejan?

Deben gobernar personas preparadas: el concepto de persona preparada es líquido por no decir gaseoso, esto es, siempre los de derecha están muy preparados y los de izquierda muy poco. Da igual que Bernat Soria sea un investigador en Biomedicina de talla internacional, porque siempre estará por detrás en preparación que Celia Villalobos, por sólo poder un ejemplo. Además tienen un gusto por los licenciados en Derecho que es injustificable: tienen la idea de que un licenciado en Derecho sirve y sabe de todo, cuando en muchas ocasiones tendremos suerte si sabe de Derecho.

Fuerte con el débil, débil con el fuerte: el apolítico quiere “mano dura” con todo el que no se puede defender, pero es sumiso hasta la repulsión hacia quién es o considera más fuerte. La “mano dura” no es aplicable a sí mismo y a los usos, por supuesto.

La mayoría o la gente normal: identifican la mayoría con la gente normal, y a la gente normal con los que piensan como ellos. Cuando los datos objetivos dicen que ellos se encuentran en minoría, rechazan los datos por medio de las estrategias más dispares, aunque su estrategia favorita es decir que los que no piensan y deciden como él son tontos, ignorantes o analfabetos. Dicho sea de paso: la formación cultural e intelectual del apolítico está en la línea baja de la media, en el mejor de los casos.

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