lunes, enero 28, 2008

Presunción de inocencia

Siempre ha habido sectores que han visto en las garantías jurídicas son obstáculo a la acción policial, un parapeto para los delincuentes y un lujo sibarita de abogados acomodados que se enriquecen a costa de conseguir la impunidad para los más horrendos crímenes.

Cientos de películas y de series americanas de televisión nos han presentado como modelos a policías “forzados a saltarse las normas” para coger el malo, superando los obstáculos que ponen fiscales, jueces o abogados. Como un goteo incesante nos meten en el inconsciente de que las leyes son el obstáculo para luchar contra los transgresores de las leyes.

Esto ha llevado a que ser sospechoso, para muchas personas, equivalga a ser culpable; que hablar de presunción de inocencia, sea lo mismo que estar de lado de los delincuentes; que exigir pruebas de identifique con no querer que el peso de la Ley caiga sobre el que la infringe.

Los casos que evidencian que el sistema legal y penal es sensato deben ser puestos en el conocimiento de todos. Una universitaria madrileña se inventó una salvaje violación, señalando incluso a sospechosos, para demandar más atención de su novio, que estaba casado.

Si la policía no hubiera observado sus normas de funcionamiento, si no hubiese examinado las pruebas o se hubiera dejado llevar únicamente por el testimonio de la víctima, se hubiera detenido y llevado a prisión a personas que no habían hecho nada. Es importante que se enjuicie con pruebas, para que sea los culpables y no los inocentes los que paguen por los delitos.

Traigo a colación esto en el momento en el que se estableciendo la indemnización para Dolores Vázquez por el tiempo que pasó en la cárcel siendo inocente, en un juicio con un jurado más llevado por emociones que por las pruebas: lo que ha sido un monumento error judicial. Lo más duro que todo esto es que la madre de la víctima estaba más interesada en su versión que en la versión con más pruebas, buscando más la satisfacción de su rencor que el castigo del que mató a su hija. La actuación de la acusación particular fue especialmente bochornosa, dando la impresión de defender más al acusado que mantener la acusación, que es su obligación legal.

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