miércoles, enero 09, 2008

El Andalucismo no está muerto, lo han matado

Los dos principales partidos andaluces, el PSOE y el PP, han iniciado su precampaña electoral para las elecciones autonómicas intentando reivindicar para sí el Andalucismo. El Andalucismo es algo tan vaporoso como para que formaciones políticas ideológicamente enfrentadas lo puedan hacer suyo, pero si lo hacen es porque el Andalucismo es un valor político que puede dar réditos electorales.

A pesar de lo poco definido de sus contornos, el Andalucismo es una movimiento político que busca la consideración de Andalucía y los andaluces como ciudadanos de primer orden y no como meras comparsas de las políticas españolas, como carne de cañón o extras de la historia española. El Andalucismo quiere ser la expresión de la existencia de Andalucía como comunidad política, con su voluntad para hacer y sus intereses propios para defender.

Las tendencias andalucistas del Partido Popular son directamente ridículas, porque es intentar coger una pose que no sólo les es ajena, sino contradictoria y muestra de ello es que rápidamente han matizado y hablan de “andalucismo español”.

Lo del PSOE es menos raro, pero por ello no es menos falaz. El PSOE sí tomó la iniciativa de tener una autonomía de primera en Andalucía, pero una vez tenida el gobierno que han hecho de ella ha sido de tercera. Un gobierno autonómico sin iniciativa, un legislativo adormecido y unas instituciones regionales sin fuerza.

Del Partido Andalucista es mejor ni hablar y para ello no me remitiré a los lejanos años de la gestación del primer Estatuto. Me refiero a la vocación de bisagra permanente, a la incapacidad de articular un discurso para toda Andalucía, trascender el feudalismo de los dirigentes municipales y darle materialidad política al “Andalucismo ambiental” que fue dominante durante muchos años.

El Andalucismo ya no existe como referente político y conciencia colectiva. Lo que queda del Andalucismo se asemeja más a una idea romántica que albergan algunas personas. La apropiación por parte del PSOE y del PP es una prueba de la muerte del Andalucismo. Tan muerto está que la derecha más rancia de Andalucía se define “andalucista”, cuando éste ha sido siempre un movimiento político de izquierda.

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