sábado, enero 19, 2008

El nuevo Prepósito General de la Compañía de Jesús

Adolfo Nicolás ha sido elegido Prepósito General de la Compañía de Jesús. Es un jesuita español de los que marcharon a cientos marcharon a Japón. Después de los veinticinco años de Generalato de Kolvenbach tiene que empezar una etapa nueva tras el larguísimo periodo de atemperamiento protagonizado por el jesuita holandés. El trigésimo general de Compañía, el séptimo nacido en España y el segundo del Japón que alcanza el Generalato (el primero fue Pedro Arrupe).

La elección se ha hecho en la primera jornada de votaciones de la XXXV Congregación General. Los jesuitas tienen una fase previa a la elección, que se denomina “sondeo” o “escrutinio” en la que los electores hablan de las diversas personas que consideran más capacitadas, hasta que se va llegando a una decantación informal. Luego llegan las votaciones.

El nuevo General tiene la ventaja de que el actual Papa, Benedicto XVI, tiene una gran cercanía intelectual hacia los jesuitas, por más que haya tenido enfrentamientos en sus tiempos de cardenal con algunos miembros de la Compañía. Ratzinger tiene una buena imagen de los jesuitas ya que con muchos de ellos ha compartido enseñanzas y trabajos.

Al ARPN Adolfo Nicolás (utilizando la nomenclatura tradicional) le corresponde acometer cuestiones que no han podido decidirse en el ocaso del Generalato de Kolvenbach.

La Compañía sufre una asimetría de ingresos. Muchos en las provincias africanas, americanas e indias, muy pocos en Europa. La Compañía tiene muchos colegios e instituciones en Europa, probablemente de las más importantes, que apenan tienen efectivos propios para su mantenimiento.

La cuestión es que no entre nuevos miembros en la orden, sino que los que lo hacen terminan por salir a los pocos años sin que casi nunca haya habido autocrítica en la Compañía, conformándose muchas veces con explicaciones autoexculpatorias y extrapunitivas (la culpa la tienen los miles que se van desilusionados o la cultura contemporánea). Puede que se les estén yendo los mejores.

La Compañía se encuentra en la crítica tierra de nadie dentro y fuera de la Iglesia Católica. Se ve atacada por los sectores más integristas, que no paran de acusarla de demasiado condescendiente y produce estúpidas decepciones en algunos que ven en su indubitable catolicidad. El Generalato de Kolvenbach ha sido “piano”. Ahora tiene que tomar la iniciativa si quiere seguir siendo fiel a sus principios fundacionales.

No hay comentarios: