martes, junio 26, 2007

Orgullo homosexual

Estamos en la semana previa al “Día de Orgullo Gay” y paran de aparecer noticias respecto a las celebraciones, sus lugares, eventos y circunstancias más variopintas. Además este año el desfile de Madrid no será sólo la más importante de España, sino que también será el desfile oficial europeo de este año. Estas marchas y desfiles han hecho de la provocación una forma de reivindicación, pero creo que en España, a la altura que estamos, el desfile se ha transformado en una marcha absolutamente festiva, que saca a la calle la faceta más desinhibida de esta comunidad que, a pesar de todo, aún tiene temores procedentes del exterior y vive bajo sus propios demonios.

Creo que el “Día del Orgullo Gay” sirve a los homosexuales para combatir los demonios interiores, los sentimientos y las propias inseguridades que puede que muchos de ellos tengan (aunque no digo que todos, obviamente). La explosión de orgullo homosexual me recuerdo a lo que dice Elías Canetti dice sobre la chispa en la constitución de la “masa”.

Pero este día también es una advertencia firme a la parte de la población que está esperando la oportunidad para tratar a los homosexuales como enfermos mentales y como agentes provocadores de la degeneración social, que ellos perciben por todos sitios. Con la gran afluencia y la absoluta falta de límites hacia los límites convencionales, los homosexuales dicen a toda la sociedad que existen, que no son pocos y que merecen un respeto.

Considero, una vez dicho lo anterior, que la comunidad homosexual no existe como tal y que emplea estos días para su toma de conciencia como colectivo. Los homosexuales no deberían conformarse (si se me permite esta intromisión) en manifestarse en un solo día, sino que el orgullo se debe extender a todos los días. Evidentemente no se puede hacer una celebración todos los días, pero hay que tener una mejor conciencia durante el resto de los días del año, una mejor conciencia para profundizar en la normalización de las diferentes orientaciones sexuales.
En España, gracias a un gobierno y a una mayoría parlamentaria que realmente cree en la igualdad, el estatuto jurídico de los homosexuales y transexuales es absolutamente equiparable al del resto de los ciudadanos. Pienso que lo que debemos es profundizar todos es nuestra conciencia ciudadana, nuestra conciencia de formar parte de una comunidad cuyos intereses superiores son los intereses fundamentales de cada una de las personas que forman parte de la ciudadanía.

Los homosexuales han sido y son víctimas de una de las persecuciones más onerosas y silenciosas de la historia de la Humanidad. Cambiar leyes no cambia la sociedad, pero es un buen inicio. Tengo mis dudas sobre si seguir concienciando a las personas sobre la normalidad de la homosexualidad es el mejor camino para su normalización. Soy de la opinión que la normalización se consigue viviendo normalmente, no haciendo de la propia orientación sexual el tema central de la existencia personal.

Pienso que la normalización sólo se culminará si se empiezan otras normalizaciones, las pendientes y las que están por venir. No quiero decir que no deba haber asociaciones de homosexuales, ni de transexuales, ni que se deban acabar las reivindicaciones y la fiscalización contra los comportamientos o las manifestaciones homófobas.

Lo que quiero es expresar mi convicción de que ser o no ser homosexual no es lo único ni lo más importante de la vida de una persona, sino sencillamente una faceta más de su existencia. De lo contrario los homosexuales se convertirán en ciegos a la opresión de que la fueron destinatarios y esa ceguera se puede convertir en olvido y el olvido les puede llevar a colaborar con los mismos opresores que les reprimieron.

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