lunes, junio 25, 2007

Opciones contra los Latin Kings

El tema de los Latin Kings se está convirtiendo en problemático punto de distinto enfoques dentro de nuestra sociedad. La opción A, por llamarla de alguna manera, es que la que han adoptado las autoridad catalanes consistente en la oficialización y en institucionalización de esta organización con vista a someterla a publicidad, inspección y que el precio de las subvenciones públicas las aplaque. La opción B, que no quiere decir que sea peor ni mejor, es la adoptados por los tribunales madrileños que no es otra que aplicar las disposiciones del Código Penal relativas a las asociaciones ilegales, como hizo el juez Garzón con Batasuna antes de la aplicación de la nueva Ley de Partidos.

A priori no sé cuál de las dos opciones es la mejor. Analicemos los datos positivos y los datos negativos razonablemente previsibles de cada una de ellas. El principal defecto de la opción A, la catalana, es que les da una legitimidad pública a una organización que, por lo demostrado hasta ahora, es poco merecedora de ninguna forma de reconocimiento y, de esta manera, alguna de sus actividades puede encontrarse cubiertas bajo ese reconocimiento. La opción B tiene por defecto es que deja las cosas como está, ya que los Latin Kings nunca han sido una organización legal, pero tampoco ilegal, moviéndose en el terreno de la alegalidad, que es algo bastante vaporoso y para quien es alegal, poco se importa ser ilegal.

La principal ventaja de la opción A, al menos desde mi punto de visto, es que se intenta la vía de la institucionalización, es decir, meter dentro del entramado institucional a la organización, creándose intereses organizativos y personal que templen los ánimos de sus componentes más radicales, aunque no evita la fragmentación de la organización en pequeñas agrupaciones radicales. La principal ventaja de la opción B es que pone clara la situación jurídica de la asociación, de forma que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen el principio preclaro de que la simple pertenencia y las actividades del grupo son ilegales y perseguibles ante los tribunales penales de Justicia.

Personalmente siento más cercanía con la opción B, porque reconoce lo que es una realidad: que los Latin Kings son una organización con fines criminales, no sólo ideológicos, sino que los han llevado a cabo en demasiadas ocasiones (si es que un solo delito puede ser considerado como poco). Creo que un Estado de Derecho tiene que llamar a las cosas con su nombre y esta organización refleja valores, organización jerárquica y acciones absolutamente contrarias a nuestra moralidad pública y leyes, por lo que deben ser puestas, sin lugar a dudas, fuera de la Ley y asumir las consecuencias jurídicas de este supuesto de hecho.

Con la misma convicción mantengo que emplear solamente la opción A, no será absolutamente efectivo. Creo que las comunidades de inmigrantes deben estar articuladas asociativamente y que el Estado, a sus diferentes niveles, debería articular la participación de las grandes comunidades de inmigrantes a través de asociaciones muy representativas, muy numerosas y crecientes en influencia social. Únicamente a través de una correcta institucionalización de estas organizaciones de inmigrantes, podemos desterrar las bandas, ya que contaríamos con el rechazo de sus propios compatriotas y la colaboración en la persecución de las actividades ilegales de este fenómeno vomitivo de las bandas.

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