viernes, diciembre 28, 2007

Menos mal que la Iglesia es mucho más que el obispo de Tenerife

Las declaraciones del obispo de Tenerife son vergonzosas y no le voy a dedicar ni una sola línea a descalificarlas, porque se descalifican por sí mismas. Me duele que un jerarca de la Iglesia Católica haga esto ya no sólo por cuestiones morales, sino porque está lanzando excrementos sobre muchas personas que trabajan día a día dentro de la Iglesia Católica.

De entre mis amigos puede decir que algunos son sacerdotes, religiosas o seglares que tienen su tiempo libre a disposición de su parroquia o comunidad. Como todo el mundo tienen sus virtudes y sus defectos, pero lo que no puedo decir de ellos es que les falte ni ilusión ni dedicación a su trabajo, muchas veces con un éxito que no guarda ninguna relación con las energías invertidas.

Me da pena que tengan que soportar jerarcas como este obispo de Tenerife, que sus palabras les implique a ellos como miembros de una organización religiosa, la Iglesia Católica, de la que ellos son una de sus partes más activas y visibles. Comparto la rabia de ellos, porque no son así, quizá por eso mismo nunca lleguen al Episcopado.

Los que nunca dirían estas bestialidades son los que hacen fuerte a la Iglesia Católica donde lo tiene que ser, en su misión religiosa: ellos y ellas celebran misas a horas intempestivas, visitan enfermos, abren centros de asistencia a enfermos terminales o de acogida a personas “sin techo”, ellos y ellas son los que están ahí para el desahogo moral y espiritual de los demás, preparan las bodas y primeras comuniones y mil cosas más.

Luego están los Álvarez Afonso, Rouco y Martínez Camino, entre otros muchos, para hacerles pasar vergüenza.

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