miércoles, noviembre 21, 2007

Manuel Chaves en "Tengo una pregunta para usted"

El Presidente de Andalucía compareció anoche (me parece el término más adecuado) antes sesenta ciudadanos andaluces. Preguntaron veintiochos, pocos, pero los que lo hicieron se tomaron su tiempo, llevaban las preguntas preparadas e incluían algunos datos. Se perdía frescura.

Chaves estuvo aburridísimo. El hombre no tiene ningún carisma y sus esfuerzos por sonreír y ser atento con los ciudadanos, no bastó para animar el asunto. Todo muy plano. Chaves no se cortó ni un pelo en no contestar directamente a las preguntas, recurrió al avance de Andalucía en los últimos veinte años y no anunció nada ni transmitió el mínimo entusiasmo. Chaves y el PSOE de Andalucía traspiran institucionalismo, pura identificación con la Administración autonómica que creó y gobiernan desde entonces, sin revisión de los errores y apuestas por cambios necesarios en muchas ocasiones.

Las preguntas fueron de lo más sosas y excesivamente orientadas al qué hay de lo mío. Que un político diga que algo no es competencia suya suena a excusa barata, pero hay ocasiones que ello es cierto, sobre todo si le preguntan por la duración de las obras en una calle concreta de un municipio determinados.

Los ciudadanos españoles y, en consecuencia, los andaluces poseen la tendencia innata al caudillismo, de forma que un responsable político tiene el poder de hacer y la responsabilidad de lo no hecho que esté dentro de su territorio.

Me dolían los oídos de escuchar que se pidiera tanta intervención en la economía. No soy un liberal acérrimo en lo económico, soy más socialdemócrata que otra cosa, pero tengo la impresión de que muchos de nuestros ciudadanos aún no se han enterado que las intervenciones en el mercado, especialmente las ayudas directas, son mecanismos de corrección de determinadas tendencias del mercado, pero que cuando cumplen con su objetivo, la corrección, deben retirarse. Los problemas de los agricultores de olivos o la diferencia entre el precio de compra a los agricultores y el precio final se resuelve mediante la creación de empresas, por estos agricultores, para ser ellos mismos los distribuidores y comercializadores de sus productos.

Uno una pregunta que me tocó las narices, he de reconocerlo, fue la de un taxista malagueño. Para pedir que le pagasen el GPS de su taxi arguyendo la inseguridad, se dedicó a comparar una inversión en Sevilla, el tranvía (del que no soy devoto) para contraponerlo con el supuesto abandono de Málaga por parte de los socialistas. Se nota que el victimismo funciona y que la fragmentación de Andalucía en guerra de campanarios es un arma rentable a corto plazo para el Partido Popular.

Para acabar sólo quiero indicar la escasísima repercusión que he encontrado en esta entrevista en los principales medios de comunicación andaluces con presencia en Internet. En Diario de Sevilla, ABC de Sevilla, Diario Sur de Málaga, Diario de Cádiz o Ideal de Granada se hace referencia al tema de su pobre cuenta corriente, a si habrán otras elecciones para él después de las del 2008 y poco más, cuando este programa merecería un poco más análisis por los opinadores políticos que lamentablemente escasean en Andalucía. A los medios les interesó menos que a los ciudadanos, que le dieron un 18.2% de audiencia al programa.

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