jueves, noviembre 01, 2007

Los inductores (autores intelectuales) no son necesarios

¿Todo crimen necesita de un inductor, de un autor intelectual en la jerga de los ignorantes que las quieren dar de entendidos? La respuesta es sencilla, no. Los miles de delitos que lamentablemente se cometen todos los días normalmente solamente tienen autor material y no inductor, ni cooperador necesario.

Internet fue una creación de origen militar, que buscaba solucionar el problema que generaban los sistemas informáticos rígidos y piramidales, en los que la supresión del servidor central hacía caer toda la red. La primigenia Internet, y la actual, es un sistema en el que ningún servidor es central, de forma que la caída de uno de ellos lo único que provocará es que la información busque un nuevo camino en la tela de araña que es Internet.

¿Por qué he contado esto? Porque metafóricamente en este mismo sentido se han desarrollado las organización y las redes terroristas. Las organizaciones clásicas, como ETA, son piramidales, de manera que la detención de un grupo de alto rango, suprime la organización o buena parte de ella. Las organizaciones terroristas del siglo XXI realmente no son organizaciones, sino que son redes, en la que las conexiones son dispersas y en las que cada componente se encuentra en un rango equivalente, pudiendo actuar autónomamente, sin necesidad de órdenes o comunicaciones, y en las que la supresión de una de sus unidades sólo permite que caiga esa unidad, ya que cada componente de la red existe, se financia y actúa independientemente del resto de la red, con la que mantiene relaciones líquidas, llegando a desconocer la existencia de buena parte de la red a la que pertenece.

El terrorismo del siglo XXI no precisa de autores intelectuales, de personas que den la orden, porque son los autores materiales quiénes gozan de la capacidad y autonomía para planear y realizar los criminales atentados, ya que ellos se financian también autónomamente. El terrorismo del siglo XXI es más peligroso porque no es que haya una gran organización, ni “Al-Qaeda” lo es, sino una red difusa en sus intenciones y absolutamente autónoma en las acciones de cada uno de sus componentes, por ello cuando se acaba con un elemento de la red hay que ir al siguiente, porque de uno no iremos a otro, sencillamente porque los unos ignoran la existencia de los otros y solamente tienen vínculos endebles con algunos enlaces, que conocen únicamente a una parte mínima de la red.

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