sábado, diciembre 09, 2006

Ley y botellón

En los ambientes en los que me suelo mover, conozco muchas personas que rondan o rebasan la treintena que siguen haciendo botellón, no ya por problemas económicos, sino porque es una forma de ocio que no tiene equivalente. El “botellón” se hace sin prisas, se bebe bastante pero nunca de forma excesiva. Pero la principal virtud del “botellón” es que es uno de los mejores lugares para conocer personas, para ampliar el círculo social, dado lo cerrados y las pocas ocasiones de apertura que se dan en nuestras sociedades meridionales. La polémica del “botellón” lleva años y creo que la razón la tienen las personas que ven alterados sus derechos fundamentales, como es el derecho a la intimidad personal y familiar. Jurídicamente no se da otra cosa que un sencillo conflicto de intereses, entre un derecho genérico al ocio y un derecho fundamental, con lo que la forma de resolverla no necesita ni una sola línea más.

El Parlamento de Andalucía aprobó la Ley 7/2006, de 24 de octubre, sobre potestades administrativas en materia de determinadas actividades de ocio en los espacios abiertos de los municipios de Andalucía, conocida como “Ley Antibotellón”. Anoche había una concentración en la Alameda, protestando contra la Ley y la fuerte presencia policial en este lugar. Unos pierden una forma de ocio, otros ganan la posibilidad de descansar y de que sus propiedades no se deprecien. El ocio es reciclaje y no me cabe duda de que se generarán nuevas formas, acordes con las disposiciones legales, para tener lo mismo sin molestar. Otra cuestión es que si los municipios van a poder seguir pagando horas extraordinarias y se baja la recaudación por la imposición de multas.

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