viernes, diciembre 22, 2006

De copas antes de la Navidad

He salido a tomar café. Todos los bares y cafeterías de alrededor de mi casa están lleno de personas, que han salido del trabajo, y se han ido a tomar una copa con los compañeros de trabajo. Se supone que son encuentros informales (y no la oficial comida de Navidad) con los compañeros hacia los que sienten más simpatía. En todo caso he vivido un sentimiento de vacua vanidad rodeado de esas personas, intentando aparentar más de lo que su sueldo de empleado señala. Luego se llega a casa, con unas copas encima y recordando el momento en el que la compañera (hacia la que se siente secreta lascivia) se le ha refregado en la barra a la hora de pedir las copas. La resaca no perdona, el cansancio tampoco y la mala conciencia por el dineral gastado, así como las confesiones hechas al compañero menos indicado (el que sólo bebe refrescos) comienzan a hurgar en la etílica conciencia, mientras que se nota la debilidad del equilibrio.

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