sábado, abril 12, 2008

Un poco sobre los Ministerios, nada sobre los ministros

Desde que se ha conocido la composición del nuevo gobierno, los medios y los miembros de la Blogosfera han escrito mucho sobre este último episodio del largo proceso electoral, de más de cuatro años, que ha vivido España. En mi primera entrada no voy a hablar de las personas elegidas para estar al frente de los diferentes Ministerios, sino de la reorganización de los Ministerios, que me ha sorprendido bastante.

Los Ministerios claves siguen igual. Pero en otros Ministerios, el cambio de denominación de cartera conllevará lógicamente una modificación de las diferentes áreas de responsabilidad de los departamentos.

Me resulta sorprendente y, hasta cierto punto, incomprensible el baile de áreas que se ha hecho entre el Ministerio de Educación y Ciencia y el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Es cierto que el Ministerio de Educación y Ciencia estaba quedándose sin contenido, ya que la transferencia de la gestión a las Comunidades Autónomas ha hecho que el "Territorio MEC" abarque a once Institutos y menos de cien colegios. Junto a ello la autonomía universitaria, las competencias en universidades de las CCAA y la vinculación de las universidades al proceso productivo hace conveniente que lo universitario y la investigación se encuentren más vinculados a otro departamento ministerial. La solución lógica, a mi entender, hubiera sido volver a reunir Educación y Cultura, pero parece que el Ministerio de Cultura tiene más vidas independientes que un gato.

Me cuesta entender la concentración de Educación con Asuntos Sociales y con algo tan indeterminado como "Familia" (Zapatero cumple la promesa del PP de crear un Ministerio para la Familia). También veo dificultades con la separación de la Emigración de los Asuntos Sociales y me pregunto si las competencias emigratorias salen de Presidencia y de Interior al nuevo Ministerio de Trabajo y Emigración.

Supongo que el nuevo Ministerio de Innovación y Desarrollo asumirá las competencias relativas a la Universidad y a la investigación científica, aunque se queda cojo a no tener las competencias relativas a la Industria y a las relaciones en esta materia con el sector privado.

La otra gran unificación que se produce es la de Medio Ambiente y Agricultura. Éste último era una de las carteras clásicas de los gobiernos españoles que se han ido vaciando desde el proceso autonómico y la entrada en las Comunidades Europeas. Se fusiona con una de las áreas gubernamentales que más importancia han ido adquiriendo y cuyo presupuesto de gastos es el de más crecimiento. Aquí sí se ve cierta lógica, porque la relación de la Agricultura, la Ganadería, la Pesca y otras áreas del antiguo Ministerio de Agricultura sí tienen un vínculo evidente con Medio Ambiente.

La absoluta novedad es el Ministerio para la Igualdad (o de Igualdad). Es expresión de una perspectiva que incide no sólo en los aspectos sustantivos de la acción administrativa y política, sino también en el aspecto transversal. La teoría está bien y resulta sugerente, pero me cuesta mucho vislumbrar cuáles serán las competencias sustantivas de ese Ministerio, ya que si su labor es de coordinación de las diferentes áreas, tendrá el problema de que los demás ministerios consideren que su acción es intrusita y que la percepción pública sea la de un Ministerio que no hace nada, porque su nombre marca un objetivo imposible de alcanzar ni en una legislatura ni en tres. Mucho me temo que este nuevo Ministerio sea el predilecto para todos los ataques cuando no haya mucho que decir, como lo fue el Ministerio de Vivienda durante la pasada legislatura.

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