jueves, septiembre 13, 2007

Parar los nombres estrafalarios en Venezuela

Hace aproximadamente una semana los medios de comunicación, en medio de una sequía vacacional que hace publicar casi cualquier cosa, dieron una amplia cobertura al proyecto de nueva Ley de Registro Civil, propuesta por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El proyecto de Ley intenta evitar que se impongan a los niños nombre estrafalarios del tipo “Superman”. Los medios conservadores de nuestro país han puesto este proyecto legislativo como ejemplo de la intervención constante del gobierno venezolano en la vida cotidiana y en libertad individual de los venezolanos.

Lo que me extraña es que estos “defensores de la libertad absoluta” de los padres incluso para imponer nombres estrafalarios a los descendientes, es que no se hayan dado cuenta de que en nuestra Ley del Registro Civil existe inmemorialmente la misma disposición, concretamente el párrafo 2 del artículo 54, nada menos desde 1999 bajo el gobierno popular.

Chávez no es santo de mi devoción y me horrorizaría verlo al frente de mi país, pero no quiere decir que no pueda acertar de vez en cuando, aunque sea por casualidad. Creo que proteger la identidad de los neonatos del capricho de los padres que puedan convertirlos en objeto de burlar a lo largo de toda su vida entra dentro de lo que llamamos “interés superior del menor”. Es evidente que los padres tienen el derecho de imponer el nombre que quieran a sus hijos, pero éste no es un derecho absoluto hasta el punto de perjudicar potencialmente la consideración social de sus descendientes.

Me gustaría saber el nombre que los críticos con la medida venezolana (y de la española, aunque no lo digan). Apostaría mi patrimonio a que les otorgaron nombres comunes y generalmente tomados de algunos ascendientes. El proyecto de Ley venezolano no es ni estrafalario ni invasivo de la libertad, simplemente posibilita cierto sentido común a quién prefieren a Matt Damon o a Angelina Jolie que el futuro de sus hijos.

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